Obediencia
a los mandamientos
Obediencia a los padres |
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Nuestra
vida será mucho más feliz si a temprana edad
decidimos ser obedientes |
Relato |
Saltando
Cercos
por el élder Daryl H. Garn,
Amigos junio 2005
Desde que era pequeño y vivía en una pequeña
granja de Fielding, Utah, siempre quise tener un caballo. Cuando
crecí lo suficiente para cuidarlo, papá me compró
un caballo grande negro al que le di el nombre de Smokey.
Quería mucho a Smokey y lo cuidaba lo mejor que podía.
Una mañana, cuando salí para darle de comer, encontré
el corral vacío.
Busqué por los alrededores y lo encontré en la
pila de heno que estaba afuera del corral; había hecho
un verdadero desastre al pisar el heno, arruinándolo.
Todos los portones estaban cerrados, lo que indicaba que, obviamente,
Smokey había brincado el cerco. En el comedero tenía
comida, de modo que no había razón para que fuera
hasta la pila de heno.
Días más tarde, Smokey se volvió a salir;
esta vez lo encontré en la pastura. No tardó en
empezar a brincar para salirse tanto del corral como de la pastura.
Yo tenía que ir a buscarlo en mi bicicleta por todo el
pueblo; a veces papá y yo teníamos que viajar
varios kilómetros antes de que pudiésemos encontrarlo
y llevarlo de nuevo a casa.
Papá decidió comprar unas maniotas para Smokey;
las maniotas son cuerdas o cadenas con las que se atan las patas
de los animales para que no se escapen. “Smokey ya no
se escapará más”, dijo papá.
Eso ni siquiera sirvió para que andara más lento;
el brincar cercos se volvió un juego para él y
ya no era divertido; se volvió salvaje y ya no podía
capturarlo ni tampoco montarlo.
Por fin, papá dijo: “Le enseñaremos a Smokey
una lección”. A las maniotas atamos pesadas cadenas
de troncos para que, a dondequiera que Smokey fuera, tuviera
que arrastrar una cadena de dos metros y medio de largo. Estábamos
seguros de que eso lo detendría.
Pero esa noche Smokey trató de brincar el cerco otra
vez; se enredó en la cadena y tropezó, cayendo
contra el cerco y cortándose en el alambre de púas.
Lo sacamos de allí y llamamos al veterinario, quien vino
y lo curó.
Mi maestro orientador, que era mi tío Claude, era muy
diestro con los caballos; a él se le ocurrió algo
que hacer con Smokey, de modo que, como intercambio por él,
me dio un caballo gris. Mi tío participaba en carreras
de carruajes y él pensó que si combinaba a Smokey
con un buen caballo de carrera de carruajes, podría quitarle
los malos hábitos y ganar algunas carreras.
Entonces mi tío enganchó a Smokey al carruaje
y practicaron varias veces. Smokey parecía estar haciéndolo
muy bien... hasta el día de la carrera. Repentinamente
se desvió hacia la derecha y trató de brincar
el cerco que corría paralelo a la pista.
Mi tío Claude casi se mata y Smokey resultó tan
herido que hubo que sacrificarlo. |
Conceptos
para aplicar |
- Una
vez que quebrantamos un mandamiento es más fácil
quebrantar otros
- La
desobediencia crea hábitos difíciles de corregir
que pueden generar dolor en nuestra vida
- Es
mejor decidir de niños o jóvenes ser siempre
obedientes
- Es
importante obedecer a nuestros padres
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Escrituras |
- Colosenses
3:20
- Alma
37:35
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Himnos |
Canciones
para los niños |
Escuchar |
Leer |
68
- Siempre obedeceré los mandamientos |
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82
- Escojamos los correcto |
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Himnario |
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154
- Haz tu lo justo |
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