Nuestro
trayecto por la vida nos brinda muchas experiencias que se
convierten en bloques para edificar la fe y el testimonio |
Relato |
La
influencia del Salvador
Por el Pte. James E. Faust |
Al
reflexionar en mi vida, distingo una fuente de fortaleza singular
y de bendiciones; es mi testimonio y conocimiento de que Jesús
es el Cristo, el Salvador y el Redentor de todo el género
humano. Me siento profundamente agradecido porque toda mi
vida he tenido una fe sencilla en que Jesús es el Cristo.
Ese testimonio me ha sido confirmado cientos de veces. Es
el conocimiento supremo de mi alma. Es la luz espiritual de
mi ser. Es la piedra angular de mi vida.
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La
primera piedra angular de mi testimonio se estableció
hace mucho tiempo. Uno de mis primeros recuerdos es el haber
tenido una aterradora pesadilla cuando era muy pequeño.
Todavía la recuerdo vívidamente.
Debo de haber gritado de miedo durante la noche. Mi abuela
fue a despertarme.
Yo lloraba y ella me tomó entre sus brazos, me abrazó
y me consoló. Trajo un tazón de arroz con leche
que había quedado de la cena y que era mi predilecto;
yo me senté en su regazo y ella me lo dio a comer en
la boca. Me dijo que estábamos seguros en casa porque
Jesús velaba por nosotros.
Sentí en ese entonces que así era en realidad
y todavía lo creo. Me sentí reconfortado en
cuerpo y alma, y volví apaciblemente a acostarme, seguro
de la divina realidad de que Jesús sí vela por
nosotros. |
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Aquella primera y memorable experiencia condujo a otras poderosas
confirmaciones de que Dios vive y de que Jesús es nuestro
Señor y Salvador. Muchas de ellas vinieron en respuesta
a la oración ferviente. De niño, cuando perdía
cosas como mi valiosísima navaja, aprendí que
si oraba con fervor, por lo general podía encontrarlas.
Y siempre pude hallar las vacas perdidas que se habían
confiado a mi cuidado. A veces, tenía que orar más
de una vez, pero parecía que mis oraciones siempre
eran contestadas.
En ocasiones la respuesta era no, pero más a menudo
era positiva y de confirmación. Aun cuando la respuesta
era no, llegué a saber que, en la gran sabiduría
del Señor, la respuesta que recibía era la mejor
para mí. Mi fe siguió creciendo como bloques
que se van colocando sobre la piedra
angular, línea sobre línea, precepto tras precepto.
Reconozco humildemente que esas muchas experiencias me han
servido para obtener un conocimiento firme de que Jesús
es nuestro Salvador y Redentor. He oído Su voz y he
sentido Su influencia y Su presencia, las que han sido como
un manto de cálido abrigo espiritual.
Lo asombroso de ello es que todos los que a conciencia se
esfuercen por guardar los
mandamientos y por apoyar a sus líderes pueden recibir
ese mismo conocimiento en cierta medida. |
Tomado de Liahona abril de 2003 |
Conceptos
para aplicar |
- Cuando
ejercitamos nuestra fe a través de la oración,
vivimos experiencias especiales
- La
obediencia a los mandamientos nos ayuda a saber que son
verdaderos y buenos.
- Todos
los días podemos acrecentar nuestro testimonio
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Escrituras |
- Helamán
5:12
- DyC
6:22-23
- Eter
12:6
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Cita |
“Nuestro
trayecto por la vida nos brinda muchas experiencias especiales
que se convierten en bloques para edificar la fe y el testimonio.
Dichas experiencias vienen en gran variedad de formas y en
momentos impredecibles; pueden ser acontecimientos espirituales
poderosos o pequeños momentos de inspiración.
Algunas se presentarán como serios desafíos
y pruebas difíciles que pondrán a prueba nuestra
habilidad de superarlas.
Sin importar cuál sea la experiencia, cada una nos
ofrece una ocasión de progresar, de adquirir más
sabiduría y, en muchos casos, de servir a los demás
con mayor empatía y amor. Tal como el Señor
le dijo al profeta José Smith para consolarlo en una
de sus pruebas más difíciles en la cárcel
de Liberty: “…todas estas cosas te servirán
de experiencia, y serán para tu bien” (D. y C.
122:7).
(Élder Ronald A. Rasband, Liahona mayo 2008, pág.11)
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