Cuando
la obra misional es parte de nuestras inquietudes diarias
y ejercemos la fe, recibimos ayuda de los cielos |
Relato |
El
Safari de la Noche de Hogar
por Jennifer Jense |
Vamos
a tener un ‘safari’ contrarreloj”, anunció
mamá en la noche de hogar. Ana, de 10 años,
y sus hermanos, Natán y Carlos, sonrieron.
Mamá prosiguió: “Esta noche serán
capaces de encontrar la mayoría de las cosas que van
a ‘cazar’ y que están en la lista que les
voy a dar, pero algunas nos pueden llevar una semana. Nuestro
Padre Celestial les ayudará si se lo piden”,
y pasó la lista a cada persona.
Ana estudió la página: (1) una lámina
de Jesucristo; (2) un relato de una experiencia misional;
(3) un verdadero relato pionero; (4) el nombre de un antepasado
que tenga tu primer o segundo nombre de pila.
“Muy bien”, dijo mamá, antes de que Ana
pudiera terminar de leer la lista, “regresen dentro
de una hora. Intentaremos completar la lista durante la semana
y compartiremos las experiencias que tengamos la semana siguiente”.
Ana leyó el resto de la lista: (5) un relato acerca
del presidente Hinckley de cuando era joven; (6) un pasaje
de las Escrituras sobre la fe; (7) una lámina de un
templo; (8) alguien a quien dar un ejemplar del Libro de Mormón.
Ana emitió un quejido. Las primeras siete no eran tan
difíciles pero, ¿a quién le iba a dar
un ejemplar del Libro de Mormón?
“La primera es fácil”, dijo Ana para sí
mientras sacaba una lámina pequeña de Jesucristo
de su diario. Su clase de la Primaria había leído
Alma 32:21 la semana anterior y parecía un buen pasaje
sobre la fe, así que la anotó. El segundo nombre
de Ana era Rosa, y también era el nombre de su
bisabuela.
Después buscó en unos ejemplares de Amigos y
encontró una lámina del Templo de Tokio, Japón,
un relato sobre la infancia del presidente Hinckley y varios
relatos verídicos de pioneros; y se pasó
la hora.
Nadie de la familia había pensado en alguien a quien
dar un ejemplar del Libro de Mormón, y al ofrecer la
última oración pidieron ayuda para encontrar
a alguien que estuviera buscando el Evangelio.
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Los
hermanos Martínez acababan de regresar de una misión,
así que el martes Ana les preguntó sobre ello;
pero aún no conocía a nadie a quien darle un ejemplar
del Libro de Mormón.
Ana pensó y oró durante toda la semana. ¿Quién
querría un Libro de Mormón? ¿Qué
le diría a esa persona? “Estamos celebrando un
safari contrarreloj. ¿Aceptaría un Libro de Mormón?”.
Se reirían. No quería que se rieran de ella. El
Libro de Mormón no era una cosa graciosa, sino un libro
especial; ella lo amaba y amaba a Jesucristo. ¡Ahí
estaba la clave! ¡Era un libro para personas que aman
a Jesucristo! Ana ya sabía a quién dárselo.
Se arrodilló y pidió ayuda a su Padre Celestial.
Se sentía tranquila y cómoda en su interior mientras
manejaba la bicicleta hasta la casa de su amiga Sara. Pero el
sentimiento de calma desapareció cuando se acercó
a la puerta. Oró en silencio y pulsó el timbre.
“Hola, Ana”, dijo la señora Morales. “Esta
semana Sara está en casa de su abuela”.
“Vine a hablar con usted”, dijo Ana. Tomó
aire y se apresuró a decir: “Señora Morales,
usted ama mucho a Jesucristo, ¿no es cierto?”
“Mucho”, dijo la señora Morales con una sonrisa.
“¿Le gustaría tener otro libro sobre Él?”,
dijo Ana, mientras sostenía un ejemplar del Libro de
Mormón.
“El Libro de Mormón”, leyó la señora
Morales. “Otro testamento de Jesucristo”. |
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“Cuenta algunas cosas realmente maravillosas sobre Jesucristo”,
dijo Ana. “Sobre Su visita a las Américas y lo
que le enseñó a la gente de allí. Y tiene
uno de mis pasajes favoritos de las Escrituras: ‘…cuando
os halláis al servicio de vuestros semejantes, sólo
estáis al servicio
de vuestro Dios’ ” (Mosíah 2:17).
“Otro testamento de Jesucristo”, repitió
la señora Morales suavemente. “Sí, Ana,
me gustaría leerlo. Gracias”.
Ana sonrió; la sensación cálida volvió.
“Me gusta todo, pero 3 Nefi habla de la visita del Salvador
a las Américas. Especialmente me gusta cuando bendice
a los niños”. Ana ayudó a la señora
Morales a buscar 3 Nefi.
Ana sonrió y se fue mientras la señora Morales
se sentó en la escalera y comenzó a leer. Todavía
llena de esa sensación cálida, Ana sabía
que había ganado el verdadero premio del safari contrarreloj,
y esperaba que los demás de su familia también
lo ganaran.
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Conceptos
para aplicar |
- La
obra misional es una responsabilidad personal y familiar
- Compartamos
nuestro testimonio sobre El Libro de Mormón
- Podemos
orar y ejercer nuestra fe para cumplir con nuestra responsabilidad
misional
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Escrituras |
- Mosíah
2:17
- Alma
32:21
- Moroni
10:4-5
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Cita |
“La
paz personal y el nivel de espiritualidad en nuestra vida
aumentará a medida que diariamente centremos toda nuestra
atención y nuestro estudio en el Salvador, le agradezcamos
Su sacrificio expiatorio, nos esforcemos por servirlo trabajando
en la obra misional, nos esforcemos por encontrar a Sus ovejas
perdidas y a Sus hijos pródigos y los ayudemos para
que regresen al redil, tratemos de asistir al templo con la
mayor frecuencia posible e investiguemos con más diligencia
nuestra historia familiar”.
(Élder Robert E. Wells, Liahona julio 1991, pág.95)
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91
- Espero ser llamado a una misión |
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74 - Amad a otros |
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Himnario |
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7 - Id vosotros mensajeros |
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150
- Siembra gozo |
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