Hermandad
Nos fortalece y protege

Al ser amigables en nuestras familias y barrios creamos una red de amistad que nos fortalece y nos permite progresar

Relato

La red de la Amistad
por el élder Richard H. Winkel

Quisiera hablarles de un bello lugar. La costa norte de California, en los Estados Unidos, alberga los árboles más altos del mundo. Una caminata por el antiguo bosque virgen de secuoyas puede ser una de las experiencias más impresionantes e inspiradoras que jamás puedan tener. En ocasiones, esos árboles sobrepasan los dos mil años y pueden alcanzar hasta más de 92 metros de altura.
La secuoya más alta medía 113 metros de altura, lo cual es una altura mayor que una cancha de fútbol y cerca de un tercio más alto que el Templo de Salt Lake. Las gigantescas secuoyas hacen parecer diminutas a las demás coníferas y árboles de los alrededores, convirtiéndose así en el
“Monte Everest de todos los seres vivientes”.
Las secuoyas de la costa son en verdad dueñas de su reino y una de las creaciones más extraordinarias de nuestro Padre Celestial. Ellas reinan sobre los demás árboles a causa de su impresionante altura y su majestuosa belleza. Sin embargo, esos imponentes gigantes poseen otra característica realmente excepcional y en cierta forma desconocida para la mayoría de nosotros.
Aun cuando pueden alcanzar una altura de hasta 92 metros y pueden pesar más de 460 toneladas, esos árboles tienen un sistema de raíces sumamente superficial. Dichas raíces sólo tienen uno o dos metros de profundidad pero pueden extenderse más de cien metros. A medida que las raíces se extienden, se entrelazan con las de sus hermanos y hermanas secuoyas y también con otros tipos de árboles, formando una especie de malla. La mayoría de los expertos les dirían que de todos modos es imposible que ese sistema de raíces poco profundas mantenga a las secuoyas intactas y protegidas de los fuertes vientos y de las inundaciones. Sin embargo, los sistemas de raíces entrelazadas son el secreto de su fortaleza y nos enseñan una gran lección.
Esos magníficos gigantes no podrían sobrevivir por sí solos, ya que sin la ayuda de otros miembros de la familia y de sus serviciales vecinos no podrían subsistir.


Los nuevos miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tampoco pueden subsistir por sí solos; tal vez den la impresión de que son tan fuertes e independientes como las secuoyas, pero necesitan de nosotros y nosotros de ellos.
Ellos necesitan nuestro cariño y nuestro apoyo. Ya sea que nos demos cuenta de ello o no, ellos tratan de allegarse a nosotros de la misma forma que las secuoyas extienden sus raíces hacia el abeto, la cicuta, la pícea y otras especies más. Debemos acercarnos a esos miembros nuevos y apoyarles en su progreso espiritual, porque son nuestros hermanos y hermanas. ¿No desempeñamos mejor nuestras tareas cuando nuestra familia y nuestros amigos nos apoyan
y nos aman? Aun hasta los árboles crecen mejor cuando lo hacen junto a otros en los bosques: crecen más altos, más derechos, más fuertes y producen mejor madera.
Estoy muy agradecido por la red de amigos que me han nutrido a lo largo de la vida; por haber nacido de buenos padres, por mis hermanos y hermanas y demás familiares.
Siento agradecimiento especial por el amor y el apoyo que me brinda mi maravillosa esposa y nuestros maravillosos y queridos hijos. Me siento muy afortunado de haber tenido
tantos buenos amigos a lo largo de los años, tanto dentro de la Iglesia como fuera de ella.
Sé que tenemos un Padre Celestial bondadoso y sabio y testifico de Su Hijo Jesucristo y de Su sacrificio expiatorio, el cual nos afecta a cada uno de nosotros. Ruego al Señor que nos bendiga a todos para que nos sintamos más unidos y nos preocupemos más los unos por los otros.

Tomado de Liahona agosto 2003
Conceptos para aplicar
  • Todos nos sentimos mejor en un ambiente de hermandad
  • Debemos ser amigables con nuestros familiares y miembros del barrio
  • La unidad nos ayuda a crecer juntos protegiéndonos unos a otros
Escrituras
  • Moisés 7:18
  • Salmos 133:1
  • 1 Corintios 1:10
Cita

“El ser amable y bueno, modesto y verídico, el estar lleno de fe e integridad y no hacer el mal, es de Dios; la bondad emite un halo de hermosura sobre toda persona que la posea, causando que su semblante irradie luz y que se procure gozar de su amistad debido a su excelencia. Tal persona es merecedora del amor de Dios, de los santos ángeles y de toda la gente buena en la tierra, en tanto que es odiada, envidiada, admirada y temida por los inicuos.”
(Pte. Brigham Young, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia, pág. 231)

Himnos
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83 - La bondad por mi empieza
74 - Amad a otros
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148 - Si hay gozo en tu corazón
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