En
medio de la confusión de nuestra época, la fe
firme se convierte en un ancla para nuestra vida. |
Relato |
Vivamos
con fe
por el Pte. Thomas S. Monson |
En
medio de la confusión de nuestra época, la fe
firme se convierte en un ancla para nuestra vida. Al acudir
a nuestro Padre Celestial por medio de la oración personal
y familiar, lograremos lo que el gran estadista inglés,
William E. Gladstone, describió como la mayor necesidad
del mundo: “Una fe firme en un Dios personal”.
Dondequiera que nos encontremos, nuestro Padre Celestial puede
oír y contestar la oración que se ofrece con
fe.
Hace muchos años, durante mi primera visita a la villa
Sauniatu, en Samoa, mi esposa y yo nos reunimos con un grupo
numeroso de niños pequeños, cerca de doscientos.
A la conclusión de nuestros mensajes dirigidos a estos
tímidos aunque hermosos niñitos, le sugerí
al maestro samoano que siguiéramos adelante con los
ejercicios de clausura.
Cuando anunció el himno final, de repente tuve la impresión
de saludar personalmente a cada uno de los pequeños.
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Mi reloj me avisó que el tiempo era demasiado breve
para semejante privilegio, pues teníamos planeado tomar
un avión para partir del país, así que
no hice caso a la impresión. Sin embargo, antes de
que se ofreciera la última oración, volví
a sentir que debería estrechar la mano de cada niño,
deseo que hice saber al instructor, el cual mostró
una amplia y hermosa sonrisa samoana y se lo dijo a los niños
en su lengua. Éstos sonrieron a modo de aprobación. |
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Entonces
el maestro me reveló el motivo de la alegría que
él y los niños sentían. Él dijo:
“Cuando supimos que un miembro del Quórum de los
Doce Apóstoles iba a visitarnos aquí en Samoa,
tan lejos de las Oficinas Generales de la Iglesia, les dije
a los niños que si oraban con fervor y sinceridad, y
ejercían la fe como en los antiguos relatos de la Biblia,
el Apóstol visitaría nuestro pequeña villa
de Sauniatu y, por motivo de la fe de ellos, él recibiría
la impresión de saludar a cada niño con un apretón
de manos”. |
Fue
imposible contener las lágrimas a medida que los hermosos
niños y niñas se acercaban tímidamente
y nos susurraban el dulce saludo samoano “talofa lava”.
Se había manifestado una profunda expresión
de fe.
Cuando ustedes, mis queridos amiguitos, vivan con fe, merecerán
la compañía del Espíritu Santo. Tendrán
“un fulgor perfecto de esperanza” (2 Nefi 31:20). |
Tomado de Liahona julio 2006 |
Conceptos
para aplicar |
- La
fe es un ancla en nuestras vidas
- Dondequiera
que nos encontremos, recibiremos respuestas a nuestras oraciones
- Al
vivir con fe, mereceremos la compañía del
Espíritu Santo
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Escrituras |
- 2 Nefi
31:20
- Santiago
1:5 - 6
- DyC
10:5
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Cita |
“…la fe precede al milagro.
Siempre ha sido así y siempre lo será. No llovía
cuando se le mandó a Noé construir un arca.
No se veía ningún carnero en la zarza cuando
Abraham se preparó para sacrificar a su hijo Isaac.
José no veía todavía a los dos Personajes
Celestiales cuando se arrodilló a orar. Primero viene
la prueba de la fe, y luego el milagro. Recuerden que la fe
y la duda no pueden existir en la misma mente al mismo tiempo,
porque una hará desvanecer a la otra. Expulsen la duda;
cultiven la fe.”
(Pte. Thomas S. Monson, Liahona enero 2001, pág. 59-60)
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