Nuestro
testimonio nos motiva a vivir en rectitud, y una vida recta
hará que nuestro testimonio sea cada vez más
firme.
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Relato |
La
fuerza motivadora más grandiosa
Por el Pte. Dieter F. Uchtdorf |
Nuestros
motivos y pensamientos son los que, al final, influyen en
nuestras acciones. Permítanme compartir una experiencia
personal de mi juventud sobre el poder que tiene un motivo
justo.
Tras la agitación de la Segunda Guerra Mundial, mi
familia terminó en la Alemania del Este, que estaba
ocupada por Rusia. En el cuarto grado de la escuela, tuve
que aprender ruso como primer idioma extranjero; era muy difícil
debido al alfabeto cirílico, pero con el tiempo llegué
a dominarlo.
Cuando cumplí once años, tuvimos que abandonar
Alemania del Este repentinamente debido a la orientación
política de mi padre. Ahora tenía que asistir
a una escuela en Alemania del Oeste, que en esa época
estaba ocupada por los Estados Unidos. Allí, en la
escuela, todos los niños tenían que aprender
inglés. Aprender ruso había sido difícil,
pero el inglés me resultaba imposible.
Tenía la impresión de que mi boca no estaba
hecha para hablar inglés. Mis profesores hicieron lo
imposible, mis padres sufrieron y yo sabía que, sin
duda, el idioma inglés no era para mí.
Pero entonces algo cambió en mi juventud. Casi todos
los días iba hasta el aeropuerto en bicicleta y observaba
el aterrizaje y el despegue de los aviones.
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Leí,
estudié y aprendí todo lo que pude encontrar
sobre aviación: mi mayor deseo era llegar a ser piloto.
Me imaginaba a mí mismo en la cabina del piloto de
un avión comercial o de un avión de combate.
En lo profundo de mi corazón, sentí que aquello
sí era para mí. |
Luego supe
que para ser piloto tenía que saber hablar inglés.
De la noche a la mañana, para sorpresa de todos, pareció
que mi boca había cambiado. Fui capaz de aprender inglés.
Aún así, me costó gran esfuerzo, perseverancia
y paciencia, pero, ¡pude aprender a hablar en inglés!
¿Por qué? ¡Gracias a un motivo fuerte y
justo!
El testimonio de la veracidad del Evangelio restaurado de Jesucristo
es la fuerza motivadora más poderosa de nuestra vida.
Con frecuencia Jesús recalcó el poder de los buenos
pensamientos y de los motivos adecuados: “Elevad hacia
mí todo pensamiento; no dudéis; no temáis”
(D. y C. 6:36). |
El
testimonio de Jesucristo y del Evangelio restaurado nos ayudará
a conocer el plan específico que Dios tiene para nosotros
y a actuar de acuerdo con ello; nos brinda la seguridad de
la realidad, de la veracidad y de la bondad de Dios; de las
enseñanzas y de la expiación de Jesucristo y
del llamamiento divino de los profetas de los últimos
días. Nuestro testimonio nos motiva a vivir en rectitud,
y una vida recta hará que nuestro testimonio sea cada
vez más firme.
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Tomado de Liahona agosto de 2008 |
Conceptos
para aplicar |
- Nuestro
testimonio nos ayuda a vivir en rectitud
- El
testimonio nos ayuda a cumplir mejor con nuestros llamamientos
- A través
de nuestro testimonio obtenemos seguridad personal
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Escrituras |
- Mateo
25:35-45
- Alma
4:19-20
- José
Smith - Historia 1:24-25
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Cita |
“Necesitamos una fortaleza que supere
la nuestra para guardar los mandamientos en cualquier circunstancia
que nos depare la vida. Para algunos será la pobreza,
para otros, la prosperidad; tal vez sean los achaques de la
edad o la exuberancia de la juventud. La combinación
de las pruebas y su duración son tan variadas como
los son los hijos de nuestro Padre Celestial: no hay dos iguales.
Pero lo que se está probando es lo mismo en cada momento
de nuestra vida y para cada persona, a saber: ¿Haremos
lo que el Señor nuestro Dios nos mandare?
El saber por qué somos probados y en qué consiste
la prueba son indicios para obtener ayuda. Debemos acudir
a Dios; Él nos da mandamientos y vamos a necesitar
más que nuestra propia fortaleza para observarlos.
(Pte. Henry B. Eyring, Liahona mayo 2004, pág.17)
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