Los
templos son una parte importante dentro del Plan de Salvación
para nosotros y nuestras familias |
Relato |
Los
templos son un regalo del Padre Celestial
Por el élder
Yoshihiko Kikuchi |
Hace
algunos años, tuve que ir a una conferencia de estaca
en California para cumplir con una asignación. En el
vuelo que me llevó de regreso a Utah, una hermosa señora
de aproximadamente
setenta y cinco años se sentó junto a mí;
su nombre era Patti y le encantaba hablar. Patti me contó
todo acerca de su familia: acerca de su esposo y su hijo,
quienes habían muerto. Nuestra conversación
continuó hasta que estábamos a punto de aterrizar.
Entonces dije: “Patti, ha estado hablando durante la
mayor parte del viaje. Antes de que aterricemos en Salt Lake
City, me gustaría hacerle algunas
preguntas”.
Le pregunté sinceramente: “Patti, ¿sabe
que volverá a ver a su esposo que ha fallecido?”.
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“Pero, ¿es eso posible?”, contestó.
Le dije: “¿Sabe que volverá a ver a su hijo
Matt, quien falleció cuando era bebé?”.
Los ojos se le humedecieron y le temblaba la voz. El Espíritu
del Señor la conmovió. ¡Los había
extrañado tanto!
Volví a preguntarle con espíritu de oración:
“Patti, ¿sabe que usted tiene un Padre Celestial
amoroso y
lleno de bondad que la ama profundamente?”. “¿Sí?”,
preguntó.
“Patti, ¿sabe que su Padre Celestial tiene un plan
especial para usted y que su familia puede estar junta para
siempre?”, le pregunté.
“¿De veras?”, contestó.
“¿Alguna vez oyó algo acerca del plan?”,
le pregunté.
“No”, respondió.
Con mucha sinceridad, le pregunté: “¿Le
gustaría saber acerca de él?”.
“Sí, me gustaría”, respondió. |
El
Espíritu del Señor la había conmovido
profundamente. Los misioneros le enseñaron a Patti
y, tres semanas más tarde, mientras se encontraba en
Utah, Patti me llamó: “Hermano Kikuchi, habla
Patti. Me voy a bautizar. ¿Le gustaría asistir
a mis servicios bautismales?”.
Mi esposa y yo fuimos a su bautismo. Muchos de los miembros
habían sido muy bondadosos con ella y la habían
hermanado. ¡Ah, nunca olvidaré su rostro que
resplandecía de alegría cuando salió
del agua!
Nunca olvidaré sus dulces lágrimas cuando se
encontraba en el sagrado altar del Templo de Salt Lake un
año más tarde. Recuerdo su brillo celestial
y lleno de paz cuando se selló a su esposo y a su hijo,
quienes habían fallecido, y a su hija que aún
vivía y ya era miembro de la Iglesia.
Mi amiga Patti encontró al Señor Jesucristo.
Gracias al sellamiento en el templo, ahora sabe que su familia
es eterna en el Señor.
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Tomado de Liahona octubre 2009 |
Conceptos
para aplicar |
- Las
ordenanzas del templo nos permiten estar unidos por la eternidad
como familia
- Trabajar
con nuestra historia familiar es una manifestación
de caridad y amor
- El
templo es una parte importante en el Plan de Salvación
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Escrituras |
- DyC
132:19
- DyC
138:47-48
- DyC
137:10
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Cita |
“Los
ideales de la fe, la esperanza y la caridad se hacen más
evidentes en los santos templos. El recibir nuestra investidura
en el templo y regresar con frecuencia para efectuar las ordenanzas
sagradas por nuestros seres queridos que han muerto, aumenta
nuestra fe, fortalece nuestra esperanza y profundiza nuestra
caridad. Recibimos nuestra investidura con fe y esperanza
de que comprenderemos el plan que tiene el Señor para
sus hijos, de que nos daremos cuenta del potencial divino
que interiormente tenemos como hijos de nuestro Padre Celestial
y de que guardaremos hasta el fin los convenios que hemos
hecho.
El efectuar las ordenanzas del templo por los muertos es una
manifestación de caridad, es ofrecer bendiciones esenciales
a quienes nos han precedido, bendiciones que no estuvieron
a su alcance durante su vida terrenal. Nosotros tenemos el
privilegio de hacer por ellos lo que no pueden hacer por ellos
mismos.”
(Élder Joseph B. Wirthlin, Liahona enero 1999, pág.
28)
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195
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