Debemos
amarnos los unos a los otros con el amor puro de Cristo, con
caridad y compasión genuinas |
Relato |
Nuestro
corazón rebosaba de caridad Por
Fiona Mail |
Tenía
la impresión de que mis hijas, de ocho y diez años,
se alejaban cada vez más la una de la otra. Como madre,
me dolía ver sus riñas y las amargas miradas
que intercambiaban. Durante este tiempo, oraba intensamente
para que el Señor me ayudara a vencer mis propias debilidades.
Le rogué que me ayudara a aprender lo que necesitaba
aprender acerca de la caridad, y me guió hacia unos
hermosos pasajes de las Escrituras.
Una noche, las cosas llegaron a un punto crítico con
mis hijas; perdí los estribos y, tras vociferar y regañarlas,
salí de la casa para tranquilizarme y pensar. Después
de unos minutos, el Espíritu comenzó
a ablandarme el corazón y me susurró que entrara
y le pidiera disculpas a mi hija mayor, en quien había
recaído lo peor de mi enojo.
Al entrar en su dormitorio, vi a mi hija de diez años
arrodillada junto a la cama, llorando.
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Me miró con lágrimas en los ojos y dijo: “No
sé qué hacer”. Me dijo que deseaba orar
y leer las Escrituras para sentirse mejor, pero que no podía
hacerlo porque se sentía muy mal.
Cuando me dijo lo mucho que lamentaba lo que había
hecho para causar nuestra riña y que yo no había
hecho nada malo, me sentí completamente avergonzada.
Hablamos un rato y acudimos a las Escrituras, donde le leí
acerca de la caridad, “el amor puro de Cristo”
(Moroni 7:47), y compartí algunas de las cosas que
yo había aprendido.
En
un momento dado, su hermana menor se asomó a la habitación
y la invitamos a acompañarnos.
Entonces le expliqué, en términos que una niña
de ocho años pudiese entender, lo que habíamos
leído acerca de la caridad. Una vez que hube terminado,
las dos niñas se volvieron hacia mí con los
ojos abiertos de par en par y expresaron su deseo de ser llenas
de este gran amor del que se habla en las Escrituras. |
Entonces nos arrodillamos y, siguiendo el consejo de Mormón,
humildemente le pedimos al Padre que nos llenara de ese amor
(véase Moroni 7:48).
Emocionadas por el Espíritu, no pudimos evitar llorar.
Nos pusimos de pie, nos abrazamos y expresamos
nuestro amor las unas por las otras. En aquel momento vi que
comenzaría a florecer una hermandad y amistad eternas
entre mis hijas, y me sentí consolada.
Desde entonces están cada vez más unidas; tienen
un mayor deseo de superar sus diferencias, demuestran más
paciencia y comparten sus cosas. Me siento agradecida por
sus deseos y esfuerzos justos. Siempre atesoraré aquella
experiencia, y ruego que disfrutemos de otras como ésa
a medida que sigamos fortaleciendo los lazos de caridad y
amor en nuestro hogar.
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Tomado de Liahona julio 2009 |
Conceptos
para aplicar |
- La
caridad debe ser una cualidad que reine en nuestra familia
- El
amor de Cristo hacia nosotros es el modelo que debemos tener
- El
Señor nos ayudará a vencer nuestras debilidades
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Escrituras |
- Moroni
7:47-48
- 1 Corintios
13
- Eter
12:27
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Cita |
“Debemos
ser más bondadosos los unos con los otros, más
tiernos y tolerantes. Debemos ser tardos para la ira y más
prontos para prestar ayuda. Debemos extender una mano de amistad
y no buscar la venganza. En una palabra, debemos amarnos los
unos a los otros con el amor puro de Cristo, con caridad y
compasión genuinas y, si es necesario, compartir el
sufrimiento, pues es así como Dios nos ama.”
(Pte. Howard W. Hunter, Liahona julio 1992, pág. 67)
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