Reverentes

Por Alberto A. Azcuy

En la gran mayoría de las unidades (Barrios y Ramas) de la Iglesia existe un imperante necesidad de que seamos un pueblo REVERENTE y en cualquier ámbito que nos toque desenvolvernos, especialmente en nuestro hogar, en la Capilla o en el Templo.
La reverencia es un estado del alma y no una actitud circunstancial, pero ¿cómo se adquiere?, ¿cómo soy reverente?
El Señor utiliza nuestra mente como su Agencia y se vale de ella para comunicarse con nosotros: "hablaré a tu mente y a tu corazón...", " paz a tu mente..." "lo estudiarás en tu mente...".
Entonces, esa mente requiere, necesita ser entrenada constante y sistemáticamente para que no se fatigue con el uso de una cualidad de la misma, el foco de la ATENCIÓN.

El Señor mismo nos enseña como hacerlo a SU MANERA, y dice "debes estudiarlo en tu mente...", y para ello sugiero algunos pasos:
La reverencia es un estado del alma
y no una actitud circunstancial
  1. Utilizar la concentración mental mediante el estudio de las Escrituras.
  2. Esforzarme por retener y entender lo que estudio.
  3. Asociar ideas y conceptos adquiridos con anterioridad.
  4. Preguntarme como se aplica lo que estudio o escucho a mi vida.
  5. Ejercitar la mente diariamente como si fuera un músculo cualquiera del cuerpo.
  6. Dejar libremente que el Espíritu Santo accione sobre mis pensamientos y sentimientos, regocijando mi corazón.
Si este "entrenamiento" se realiza con frecuencia, la mente no se fatigará y la reverencia se anidará en nuestro ser y el Espíritu "soplará" en nosotros "para que entendamos".
En contraposición, al estar entenebrecida y fatigada, la mente se distraerá y la irreverencia se manifestará. En consecuencia, las manos del Señor estarán atadas para bendecirnos con la compañía de su Santo Espíritu.
En una oportunidad, al estar reverente durante una Reunión Sacramental y buscando la guía del Espíritu a fin de obtener luz, pude percibir con claridad que el Señor me indicaba que se me otorgaría un llamamiento distinto al que en ese momento tenía.
A las pocas semanas, el Presidente de la Estaca me relevó como Secretario Ejecutivo y me llamó como el 1º Consejero del Obispado de mi Barrio. Esto me enseñó una vez más que Dios obra en nosotros en los momento de paz y reverencia.
Existen a nuestro alrededor sonidos, voces, imágenes, etc., que contribuyen a alejarnos del espíritu de la reverencia y que invaden nuestra mente y nuestro ser de manera perturbadora, como por ejemplo: programas de televisión, violencia desmedida, pornografía, idolatría por personas que no muestran ejemplos edificantes, ambición desmedida por lo material.

Por último, el Presidente Joseph F. Smith dijo: "Ninguna persona con decoro irá a una casa dedicada al servicio de Dios, para cuchichear, chismear, conversar o divertirnos de manera inapropiada; es nuestro deber, más bien, refrenarnos a nosotros mismos, prestar atención completa al orador y concentrar nuestras mentes en sus palabras a fin de entender sus pensamientos para nuestro beneficio y provecho." (Doctrina del Evangelio, pag 327).
Testifico con toda la fuerza de mi ser que el Señor produce un milagro en nuestras vidas santificándonos y purificándonos al estar reverentes.

 

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Estilo SUD, 24 de enero de 2009
 
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