Navidad, el significado actual

La verdadera Navidad acude a aquel que ha aceptado a Cristo en su vida como una fuerza impulsora, dinámica y revitalizadora.

Relato

El significado actual de la Navidad
por el Pte. Howard. W. Hunter (1907–1995)

¿Qué sentido tiene hoy la Navidad? La leyenda de Papá Noel, el árbol de Navidad, las guirnaldas decorativas y el muérdago, así como los regalos, todo ello nos manifiesta el espíritu del día que celebramos; pero el verdadero espíritu de la Navidad es mucho más que eso. Se halla en la vida del Salvador, en los principios que enseñó, en Su sacrificio expiatorio, el cual es nuestro gran patrimonio.

Hace muchos años, la Primera Presidencia de la Iglesia declaró lo siguiente: “Para los Santos de los Últimos Días, la Navidad consta de un elemento recordatorio y de uno profético. Por un lado es un recordatorio de dos acontecimientos grandes y solemnes, que se recordarán como los sucesos más poderosos y más maravillosos de la historia de la humanidad. Se [preordenó] que ambos tuvieran lugar antes de la creación de este planeta. Uno de ellos fue la venida del Salvador, en el meridiano de los tiempos, para morir por los pecados del mundo; el otro es la futura venida del Redentor resucitado y glorificado, para reinar en la tierra como Rey de reyes” [“What Christmas Suggests to a Latter-day Saint”, Millennial Star, 2 de enero de 1908, pág. 1].

En su breve epístola a los gálatas, Pablo muestra su gran preocupación por la evidente incredulidad de ellos y su abandono de las enseñanzas sobre el Cristo cuando les escribió:
“Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros.
Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gálatas 4:18–19).

En otras palabras, Pablo manifestó sentir dolor y ansiedad hasta que Cristo fuese “formado” en ellos, que es otra manera de decir, “[estar] en Cristo”, expresión que Pablo emplea habitualmente en sus escritos. Cristo puede nacer en la vida de los hombres, y cuando esta experiencia tiene lugar, se dice que tal hombre es “en Cristo”, es decir, que Cristo se ha “formado” en él.
Ello presupone que aceptemos a Cristo en nuestro corazón y que hagamos de Él la mayor influencia en nuestra vida. Cristo no es una verdad general ni un dato histórico, sino que es el Salvador de los hombres en todo lugar y en todo momento.

Al esforzarnos por ser como Cristo, Él “se forma” en nosotros; si abrimos la puerta, Él entra; si buscamos Su consejo, Él nos aconseja. Para que Cristo sea “formado” en nosotros, debemos creer en Él y en Su expiación. Esa creencia en Cristo y guardar Sus mandamientos no supone obstáculo alguno; más bien los hombres son libres gracias a ambos. El Príncipe de Paz aguarda para darnos paz mental, con lo cual podemos convertirnos en conductos de esa paz.

La verdadera Navidad acude a aquel que ha aceptado a Cristo en su vida como una fuerza impulsora, dinámica y revitalizadora. El verdadero espíritu de la Navidad yace en la vida y en la misión del Maestro.

Prosigo con la definición del verdadero espíritu de la Navidad: “Es un deseo de sacrificarse por los demás,
de brindar servicio y de poseer un sentimiento universal de hermandad. Consiste en la disposición para olvidar lo que has hecho por los demás y recordar únicamente lo que los demás han hecho por ti; es olvidar lo que el mundo te debe y pensar sólo en… tus deberes desde un punto medio, y en la ocasión de obrar bien y de ayudar al prójimo desde un primer plano; consiste en ver que el prójimo es tan bueno como tú y tratar de mirar más allá del rostro, en el corazón, y en cerrar tu libro de quejas contra el universo y buscar un lugar donde sembrar las semillas de la felicidad sin que nadie te vea” [Improvement Era, diciembre de 1919, pág. 155].

Se ha dicho que la Navidad es para los niños, pero a medida que los años de la infancia van quedando atrás y van siendo reemplazados por la madurez, la sencilla enseñanza del Salvador con respecto a que “más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35) se hace realidad.

Tomado de Liahona diciembre de 2005

Conceptos para aplicar

  • En los días de Navidad debemos pensar como mejorar nuestro servicio al prójimo
  • Agradecer a Dios es el deseo que nos desborda al pensar en Jesús
  • Jesucristo debe ser siempre el centro de nuestra vida

Escrituras

  • Gálatas 4:18–19
  • Hechos 20:35
  • Juan 14:6

Cita

“Cristo puede nacer en la vida de los hombres, y cuando esta experiencia tiene lugar, se dice que tal hombre es “en Cristo”, es decir, que Cristo se ha “formado” en él. Ello presupone que aceptemos a Cristo en nuestro corazón y que hagamos de Él la mayor influencia en nuestra vida. Cristo no es una verdad general ni un dato histórico, sino que es el Salvador de los hombres en todo lugar y en todo momento. Al esforzarnos por ser como Cristo, Él “se forma” en nosotros; si abrimos la puerta, Él entra; si buscamos Su consejo, Él nos aconseja. Para que Cristo sea “formado” en nosotros, debemos creer en Él y en Su expiación. Esa creencia en Cristo y guardar Sus mandamientos no supone obstáculo alguno; más bien los hombres son libres gracias a ambos. El Príncipe de Paz aguarda para darnos paz mental, con lo cual podemos convertirnos en conductos de esa paz.”
(Pte. Howard W. Hunter, Liahona diciembre 2005, pág.14)

Himnos

Canciones para los niños
24 – La Nochebuena
36 – Dime la historia de Cristo

Himnario
127 – Noche de Luz
133 – Campanas de Navidad

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