El poder transformador de la música

La música tiene el poder de divertirnos, elevarnos, hacernos sentir gozo y puede influir en el ánimo, liberar el estrés y aclarar la mente.

Seguramente casi todos conocerán el cuento clásico “El flautista de Hamelín” de los hermanos Grimm. Pero brevemente lo relataré para aquellos que no lo conocen, o no lo recuerdan. 

En una próspera y bonita ciudad de Alemania, llamada Hamelín, todos sus habitantes vivían felices, hasta que un día la ciudad se llenó de ratas. La situación era tan terrible que el rey buscó diferentes maneras de exterminarlas sin obtener ningún resultado.

Un día, un trovador llegó a la ciudad asegurando que él solo podía eliminar a todas las ratas del lugar. El rey le ofreció mucho dinero si así lo hacía. El muchacho aceptó y sacando una flauta se dispuso a trabajar.

Recorrió la ciudad tocando el instrumento con maestría, mientras todas las ratas le seguían embelesadas por la música. Así las llevó hasta un profundo río donde todas murieron ahogadas. Los dejaré con la intriga del final que pueden leer más adelante haciendo click aquí.

Hay otro cuento, ni tan clásico ni tan conocido, llamado “Gorg, el gigante” de Pedro Pablo Sacristán. Allí se relata la historia de un gigante que fue obligado a esconderse en una cueva cuando el rey mandó  matar a todos los gigantes.

Enojado por tal injusticia, Gorg abrigó un potente resentimiento que pronto se convirtió en un odio feroz hacia los humanos. Lleno de furia e ira, el gigante mataba a cualquier persona que osaba acercarse a su cueva.

Un día, el nuevo rey necesitó de la ayuda de Gorg y mandó, en son de paz, a sus mas valientes soldados, pero ninguno volvió con vida. Mandó a sus caballeros, y luego a sus siervos, pero ellos tampoco tuvieron mejor suerte. Por último, un joven músico se ofreció a ir.

Llegó al umbral de la cueva entonado una hermosa melodía acompañada del armonioso compás de un arpa. El gigante, conmovido por tan hermosa música, calmó sus malos sentimientos, aplacó su ira y erradicó el odio que sentía. También pueden leer el final en otro momento haciendo click aquí

Se preguntarán ¿a qué viene este retroceso a la infancia? Y es que meditaba en el poder que tiene la música en nuestras vidas.

En la naturaleza

Podemos encontrar música en la naturaleza, en el canto de los pájaros, en el sonido del viento al soplar sobre  los árboles y hacer danzar sus ramas.  También en el rugido de las olas del mar al romper sobre la playa. Si aguzamos el oído y dejamos volar nuestra imaginación, escucharemos la hermosa música de la naturaleza a diario.

Esa música nos traerá paz, y nos permitirá gozar de las maravillas de la naturaleza que hay a nuestro alrededor. Esa melodía nos acercará a Dios y nos ayudará a sentir Su amor por nosotros reflejado en Sus maravillosas creaciones.

La naturaleza y los sonidos
La naturaleza nos deleita con su música

Música creada por el hombre

Pero hay otra música, la creada por el hombre. ¿Qué podemos decir de ella?

Pensaba en los grandes músicos de la historia. Personajes dotados con una sensibilidad y creatividad artísticas grandiosas, cuyas composiciones nos conmueven y nos elevan. Si leemos un poco sobre la historia de la música, veremos que, a través del tiempo, ha ocupado un lugar importante en las sociedades siendo, en un principio, reconocida puramente por su valor educativo y moral; luego como una herramienta para guardar una memoria oral de sus historias y de sus leyendas; y más adelante como adoración religiosa con los cantos litúrgicos y los himnos.  Varios estilos musicales se crearon, muchos de los cuales continúan aún en nuestros días.

Dualidad

Pero la música tiene una dualidad, como tantas otras cosas y acá entran en juego los cuentos del principio del artículo. Puede cegarnos tanto, ensismismarnos de tal manera que nos lleve hacía donde otros desean que vayamos. Como en el caso de las ratas, quienes siguieron felices al flautista, mientras se dejaban arrastrar por una melodía con un peligro encubierto y que, al fin y al cabo, terminó con sus vidas.

Por el contrario, nos puede inspirar, sosegar, sensibilizar, y aún puede sanar un corazón atribulado, dolido, angustiado. Como le sucedió al gigante Gorg, puede ayudarnos a sacar de nuestra vida aquellos malos sentimientos que abrigamos en el corazón, y que tanto nos dañan a nosotros y a nuestros semejantes. Puede elevarnos a los cielos o arrojarnos al mas hondo abismo.

El reto es escoger sabiamente aquello que escuchamos. Si bien la inmoralidad y la decadencia están al orden del día en la carta musical, hay muy buena música a nuestro alcance y debemos tomarnos el trabajo de elegir.   

La música en nosotros

Hace algunos años me percaté del efecto que la música tenía en mi estado de ánimo. Al analizar esas situaciones en mi vida, y meditar en los efectos positivos que algunas canciones ejercían en mí, comencé a utilizar la música como una herramienta que me ayudaba a cambiar mi estado de ánimo con más rapidez que otras técnicas. En momentos en que surgía el enojo o la frustración, instantáneamente me colocaba los auriculares y comenzaba a escuchar esas melodías transformadoras.

Compañía durante el día
La música puede apaciguar el enojo y sacar los pensamientos negativos

No estoy hablando de música clásica, ni sagrada (y no porque no me gusten o no sean  edificantes).  La música que tiene un potente efecto en mí ánimo mayormente es el Rock y el Pop. Y aunque tal vez no sea tan elevada como otros géneros, logra tranquilizarme. La combinación de instrumentos y de tiempos, el compás y las letras, me ayudan a calmarme, me liberan de los malos sentimientos y generan una actitud positiva en mi persona.

Muchas veces el cambio comienza en mi cuerpo. Los pies empiezan a moverse al compás de la música, y esa energía va subiendo hasta llegar a los tan conocidos movimientos de si y no de la cabeza. Y esto me lleva a otro acto que es liberador: el canto. El poder cantar a viva voz si es posible, libera el estrés, saca el enojo y aclara la mente.

Si buscamos una explicación científica de este efecto, podremos decir que la música activa el sistema de recompensa del cerebro, liberando neurotransmisores asociados a la felicidad y al placer.

Influye en el ánimo

Otro efecto que he notado que provoca en mí, es el de levantarme el ánimo. Hace algún tiempo el fantasma de la depresión comenzó a rondarme. Varios años de estrés y de un agotamiento físico y emocional, me debilitaron y comencé a sentir sus efectos negativos. Y, aunque tuve que aferrarme a toda mi fortaleza, a la ayuda de mi amada familia y a la ayuda del Salvador, la música volvió a jugar un papel importante en mi salud emocional. Escuchar los temas que me gustaban y cantarlos, muchas veces fue el salvavidas que necesitaba.

Elegir buena música

La buena música puede formar parte de nuestra vida, y jugar un papel importante en nuestros pensamientos y en nuestras acciones. Ésta puede aumentar nuestra empatía hacia otras personas. Puede evocar recuerdos en nuestra mente y generar emociones olvidadas. Pero también puede alterarnos, irritarnos o degradarnos.

Aprender la relación que tiene la música que no aleja el Espíritu con la meditación, el estudio o la diversión, nos ayudará a vivir de una manera más feliz y más santa. 

En la nueva Guía Para la fortaleza de la Juventud, los jóvenes tienen un importante consejo al respecto: 
“Busca lo que edifica, inspira e invita al Espíritu. Al tomar decisiones sobre qué ver, leer, escuchar o en qué participar, piensa en cómo te hace sentir. ¿Te invita a tener buenos pensamientos? Aléjate de cualquier cosa que ridiculice las cosas sagradas o que sea inmoral. No participes en nada que entorpezca tu juicio o adormezca tu sensibilidad hacia el Espíritu, como la violencia, el alcohol y las drogas dañinas. Ten el valor de apagar un video o un juego, salir del lugar donde veas una película o de una fiesta, cambiar la música que escuchas o alejarte de cualquier cosa que no sea compatible con el Espíritu”.
(Camina en la luz de Dios – Guía Para la Fortaleza de la Juventud)

Música que nos eleve
La música debe invitarte a tener buenos pensamientos

No olvidemos que, como ocurrió con el flautista de Hamelin, Satanás procurará confundirnos y engañarnos a fin de conducirnos a un camino que nos aleje de nuestro destino eterno. El presidente Dallin H. Oaks nos advierte que “sus métodos para engatusarnos son atractivos: la música, las películas, otros medios de comunicación y el resplandor de la diversión. Cuando tiene éxito en engañarnos, nos volvemos vulnerables a su poder” (Dallin H. Oaks, Conf. Gral. octubre 2004, “No se dejen engañar”).

Cuidado con las letras

El adversario es experto en el engaño y la manipulación para confundir nuestro rumbo. Conoce a la perfección el manejo de los mensajes subliminales. Más de una vez, músicas muy pegadizas van acompañadas por letras que nunca deberíamos dejar pasar por nuestra mente. Si le permitimos a Satanás influir de alguna manera en nuestros pensamientos, le estamos dando un poder peligroso.

La música está a nuestra disposición para divertirnos, elevarnos, hacernos sentir gozo y permitirnos compartir con nuestros seres queridos. Debemos ser sabios al escoger, y elegir la música que nos permitirá mantenernos en la senda segura del camino de la vida.

El aspecto atractivo y el resplandor de la diversión del mundo, nunca debe poner en peligro la cercanía del Espíritu Santo, ni asfixiarnos espiritualmente. No permitamos que otros nos controlen o nos manipulen. ¡Cuidado con los “flautistas de Hamelin”, por más populares y reconocidos que sean!

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