Sugerencias para evitar la rumiación

Al seguir estas pocas sugerencias, podemos evitar caer en la rumiación y encontrar formas más saludables de lidiar con los pensamientos negativos.

Rumiar, en un sentido figurado, significa dar vueltas constantemente a un pensamiento, problema o preocupación en la mente, de forma persistente y repetitiva.

Es normal y hasta bueno que, ante un problema o desafío que nos exige esfuerzos no habituales sintamos un poco de estrés y ansiedad. Es una respuesta natural del organismo frente a situaciones que suponen un desafío, cambio o amenaza. Puede manifestarse como una sensación de alerta, nerviosismo o tensión, y en pequeñas dosis puede ser estimulante y motivador. 

Una discusión, una injusticia, un error o una adversidad también pueden generar estrés y ansiedad que provoque un desequilibrio temporal en nuestro bienestar emocional y mental. 

Estas sensaciones tienden a disminuir una vez superada la situación desafiante, permitiéndonos recuperar nuestro equilibrio emocional. Si el estrés y la ansiedad persisten de manera prolongada, es común que los pensamientos relacionados con estas emociones se repitan una y otra vez, llevando a la rumiación. Esta se caracteriza por la tendencia a dar vueltas a los mismos pensamientos negativos de forma recurrente, agotando nuestros recursos mentales y afectando significativamente nuestro bienestar emocional.

Al magnificar los problemas y centrar nuestra vida en estas situaciones, generamos un estado de ánimo negativo que dificulta nuestra perspectiva y la resolución de los problemas, contaminando todos los aspectos de nuestra vida. 

Al magnificar los problemas y centrar nuestra vida en estas situaciones, generamos un estado de ánimo negativo que afecta todos los aspectos de la vida
Al magnificar los problemas y centrar nuestra vida en estas situaciones, generamos un estado de ánimo negativo que afecta todos los aspectos de la vida

Mantenernos en esa actitud de rumiar puede ser la causa de daños importantes en nuestro equilibrio mental y emocional como:

  •  Ansiedad constante
  •  Depresión
  •  Deterioro del rendimiento
  •  Aislamiento social
  •  Impacto en la salud física

Es algo normal que en algún momento todos caigamos por algunas horas en la rumiación, pero conociendo los síntomas y el daño que puede provocar en nuestra vida, es fundamental que tomemos medidas inmediatas para salir de ese patrón pensamiento y actitud en forma urgente. 

Algunas ideas de acciones para tener en cuenta

  • Hacer el curso “Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional”. Este curso – taller se ha diseñado para fortalecernos espiritualmente y enseñarnos algunas habilidades básicas para lidiar con los desafíos y las desilusiones de la vida. Nadie conoce mejor la raíz de nuestros problemas y desafíos que Jesucristo. Con seguridad nuestra visión se aclarará y obtendremos una fortaleza imposible de recibir por otros medios. 
  • Pasa más tiempo en el templo: El presidente Russell M. Nelson insistentemente nos recomienda pasar más tiempo en el templo. El Señor está sumamente interesado en nuestro bienestar físico y espiritual y Él acertará con absoluta seguridad al diagnosticar nuestro problema.

    Pasar más tiempo en el templo edifica la fe. Y su servicio y su adoración en el templo los ayudarán a pensar de manera celestial. El templo es un lugar de revelación. Allí se les enseña a progresar hacia una vida celestial. Allí se acercan más al Salvador y se les concede un mayor acceso a Su poder. Allí se los guía para que solucionen los problemas de su vida, incluso los problemas más desconcertantes(Russell M. Nelson, Conf. Gral. octubre 2023, “Piense de manera celestial“).

    Si no tenemos nuestra recomendación vigente, mientras solucionamos ese detalle, asistamos al templo igualmente. Podemos pasear por los hermosos jardines a la vez que meditamos y oramos. Sentiremos Su amor y su guía de una manera difícil de describir con palabras.
  • Prestar servicio a nuestros semejantes. Si tenemos un llamamiento en la Iglesia, podemos enfocarnos diligentemente en todas las posibilidades de servir a los que sean parte de nuestra mayordomía. Si no tenemos uno, seguramente seremos hermanos o hermanas ministrantes, con un campo ilimitado para servir. Igualmente, si miramos a nuestro alrededor y encontraremos infinidad de situaciones para prestar pequeños pero significativos servicios que cambiarán vidas, incluyendo la nuestra. 
  •  Hablar con alguien de confianza: Compartir nuestros pensamientos con alguien de mucha confianza puede ayudarnos a poner las cosas en perspectiva y a encontrar soluciones.
  • Practicar la gratitud: Al dedicar tiempo a reflexionar sobre todas las cosas buenas que nos rodean, podemos cambiar nuestro enfoque mental hacia aspectos más positivos, lo cual puede ayudar a reducir la tendencia a la rumiación.
  •  Practicar la atención plena: La meditación y la atención plena nos ayudan a estar en el presente y a evitar pensamientos negativos recurrentes al enfocar tu mente y prestar atención consciente a nuestros pensamientos, emociones y sensaciones en el momento presente. Estas prácticas fomentan un estado mental más equilibrado y tranquilo.
  • Establecer límites de tiempo para preocuparte: Establecer límites de tiempo para preocuparse es dedicar un momento específico al día, por ejemplo, 15 minutos, para reflexionar sobre nuestros problemas. Una vez transcurrido ese tiempo, es importante dejar de lado las preocupaciones para poder enfocarnos en otras actividades y mantener un equilibrio emocional.
  • Mantener un diario de pensamientos: Permite reconocer patrones y tendencias en nuestras reflexiones diarias, lo que brinda una mayor comprensión de nuestro estado mental. Esta práctica también ayuda a identificar desencadenantes de la rumiación y a encontrar estrategias para cambiar esos patrones de pensamiento.
Mantener un diario de pensamientos ayuda a identificar desencadenantes de la rumiación y a encontrar estrategias para cambiar esos patrones de pensamiento.
Mantener un diario de pensamientos ayuda a identificar desencadenantes de la rumiación y a encontrar estrategias para cambiar esos patrones de pensamiento.
  • Buscar un estilo de vida saludable: El ejercicio regular, una dieta equilibrada y el descanso adecuado tienen un impacto positivo en el bienestar mental. El ejercicio libera endorfinas, reduce el estrés y mejora el estado de ánimo. Una dieta rica en nutrientes esenciales proporciona el combustible necesario para el funcionamiento óptimo del cuerpo y el cerebro. El descanso adecuado es fundamental para la recuperación física y mental, permitiendo recargar energías. Estos hábitos saludables en conjunto no solo benefician al cuerpo, sino que también juegan un papel crucial en mantener un equilibrio emocional y promover una sensación general de bienestar.
  • Establecer metas realistas: Fijarnos metas alcanzables y enfocarnos en el progreso puede alejarnos de las redes de los pensamientos negativos. Esto permite dirigir nuestra energía y atención en acciones concretas que nos acerquen a nuestro logro, manteniendo tu mente ocupada en aspectos positivos de nuestra vida. El logro de metas realistas brinda un sentido de satisfacción, eleva la autoestima y nos motiva a seguir avanzando.
  • Cambiar la perspectiva: Intentar ver nuestras preocupaciones desde una perspectiva diferente o buscar evidencia que contradiga nuestros pensamientos negativos puede ayudarnos a encontrar una visión más equilibrada y realista, reduciendo la tendencia a la rumiación y promoviendo un mayor bienestar emocional.
  • Practicar actividades que disfrutemos: Hacer actividades que disfrutamos puede alejarnos de la rumiación y mejorar nuestro estado de ánimo al generar placer, entusiasmo y satisfacción personal. Al enfocarnos en experiencias gratificantes, ocupamos nuestra mente en emociones positivas, lo que contribuye a mejorar nuestro bienestar emocional. Estas actividades también proporcionan momentos de disfrute y relajación, ayudándonos a liberar el estrés y la tensión acumulada, lo que influye positivamente en nuestra salud mental.
  • Buscar ayuda profesional: Si notamos que la rumiación afecta significativamente nuestra vida diaria y no podemos salir de ella, consideremos seriamente buscar la ayuda de un profesional de la salud mental. Los profesionales de la salud mental, como psicólogos o psiquiatras, cuentan con los conocimientos y herramientas necesarias para brindarnos el apoyo y la orientación adecuada en el manejo de la rumiación y otros desafíos emocionales. Buscar ayuda profesional demuestra sabiduría, valentía y compromiso con nuestro bienestar emocional.

Al seguir estas sugerencias, podemos encontrar formas saludables de lidiar con los pensamientos negativos. Recordemos que es un proceso que puede llevar tiempo, pero con esfuerzo y práctica, podemos liberarnos de este peligros hábito.

Volviendo al presidente Russell M. Nelson, se aplican sus palabras:
Hagan el esfuerzo espiritual para procurar milagros; oren pidiendo a Dios que los ayude a ejercer ese tipo de fe. Les prometo que pueden experimentar por ustedes mismos que Jesucristo “da fuerzas al cansado y multiplica las fuerzas del que no tiene vigor”“. (Russell M. Nelson, Conf. Gral, abril 2022, “El poder del ímpetu espiritual)

Hagan el esfuerzo espiritual para procurar milagros
Hagan el esfuerzo espiritual para procurar milagros

Si sentimos que la rumiación es un problema, tal vez sea el milagro que debemos procurar. Buscar la ayuda divina buscando inspiración debería estar en primer lugar. Es crucial que, al detectar los síntomas de desequilibrio emocional y el inicio de la rumiación, tomemos medidas rápidas y efectivas para contrarrestar esta tendencia. Hay que evitar que la rumiación se convierta en un hábito en nuestra vida. Tomar el control de la situación con acciones preventivas, aún buscando ayuda profesional puede marcar una gran diferencia en la preservación de nuestro bienestar emocional y de toda la familia.

Lecturas recomendadas

El poder del ímpetu espiritual
Vencer al mundo y hallar descanso
Se necesitan pacificadores
Piensen de manera celestial
Buscando ser resilientes
Los impactos nocivos de la rumia en la familia

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