Combinación poderosa: Enseñar a nuestros hijos a competir y desarrollar habilidades sociales
Enseñar a competir y desarrollar habilidades sociales desde la infancia brinda a los niños una gran ventaja al enfrentar desafíos de la vida.
La niñez es una etapa crucial para preparar a nuestros hijos pequeños para los desafíos de la adolescencia y la edad adulta. Pasar tiempo de calidad con ellos es lo más valioso que podemos ofrecerles durante estos años formativos. Hay mucho por enseñarles y, un aspecto importante, es que aprendan a competir sanamente, ya que esto les permitirá enfrentar la vida sin caer en el desánimo, el estrés y la ansiedad. Al mismo tiempo, podremos ayudarles a desarrollar habilidades sociales, lo cual es una combinación extremadamente poderosa.
Competencia saludable
La competencia saludable les enseña a esforzarse, a enfrentar desafíos con determinación y a aprender de los errores. Al competir, los niños adquieren habilidades como el trabajo en equipo, la resiliencia, el pensamiento crítico y la empatía, que son esenciales para su desarrollo integral.
Habilidades sociales
Las habilidades sociales se relacionan con la forma en que una persona interactúa con los demás y enfrenta desafíos en el entorno laboral, educativo y social. Por ejemplo, incluyen la comunicación efectiva, el trabajo en equipo, la empatía, la resolución de problemas, la resiliencia y el pensamiento lógico.
Desarrollar estas habilidades ayudará a los niños y jóvenes a ser más fuertes, a interactuar en grupos y a ser amables con los demás. Les permitirá examinar cuidadosamente la información antes de sacar conclusiones y no aceptar algo como verdad sólo porque todo el mundo lo cree.
Fortalecimiento de la salud mental
Aprender los valores y la ética de la competencia desde pequeños también les ayudará a fortalecer su salud mental al fomentar la resiliencia y la autoestima. Podrán manejar mejor el fracaso, enfrentar desafíos con determinación y celebrar los logros propios y ajenos gracias al dominio de las habilidades sociales. Así podrán desarrollar una mentalidad positiva y empezar a afrontar los altibajos de la vida con mayor fortaleza emocional.
Todo esto contribuirá a una buena salud mental al disminuir el estrés, la ansiedad y mejorar el bienestar general en cada etapa de sus vidas. Además, les proporcionará importantes herramientas para alcanzar un éxito integral en su vida personal y familiar.
Noches de hogar
Las noches de hogar y las actividades familiares nos permiten enseñar interactuando con los miembros de la familia, brindando un tiempo especial para todos. Nos requiere ser creativos al planearlas para que sean un tiempo esperado por los niños. Siempre surgirán ideas para enseñar a competir con otros o con uno mismo e incluir alguna habilidad social.
Tener un día y hora preestablecidos tanto para los hijos como para los padres asegurará que no se superpongan con otros compromisos, demostrando la importancia de ese tiempo para la familia.
Oportunidades espontáneas
Aparte de los eventos planeados, es probable que las mejores oportunidades para enseñar valores y principios surjan de manera espontánea en el día a día. Por eso, es de gran importancia asegurarnos de pasar suficiente tiempo juntos.
“A veces, la forma más poderosa de enseñar a nuestros hijos a comprender una doctrina es hacerlo en el contexto de lo que sienten en ese momento. Esos momentos son espontáneos, no se planifican y suceden en el curso normal de la vida familiar. Llegan y se van rápido, por lo tanto debemos estar alertas y reconocer el momento apropiado para enseñar cuando nuestros hijos vienen a nosotros con una pregunta o preocupación, cuando tienen desacuerdos con un hermano o amigo, cuando deben controlar su enojo, cuando cometen errores o cuando tienen que tomar una decisión”.
(Cheryl A. Esplin, Conferencia general abril de 2012 “Enseñar a nuestros hijos a comprender”)
Ideas para enseñar a competir y desarrollar habilidades a los niños en el entorno familiar
Enseñar valores y ética de la competencia saludable a los hijos pequeños y jóvenes requiere esfuerzo pero da muchas satisfacciones. Se pueden integrar actividades familiares, tareas del hogar y trabajos conjuntos para fomentar estos valores. Algunas ideas:
Actividades Familiares
- Juegos de mesa: Participar en juegos de mesa que fomenten la competencia sana, como juegos de estrategia o trivia.
- Deportes en equipo: Practicar deportes en equipo donde se promueva la colaboración y el respeto hacia los demás compañeros de juego.
- Salidas al aire libre: Realizar actividades al aire libre que requieran trabajo en equipo, como excursiones o campamentos.
- Tiempos de lectura: Leer cuentos e historias que enseñan valores. Inculcarles el hábito de la lectura y el amor por las Escrituras será de gran ayuda para acercarlos a Jesucristo.
- Ven Sígueme y Amigos: Incluirlos en el programa de estudio de las escrituras que tenemos cada semana con Ven, Sígueme. Hay una sección con ideas para niños que puede ser útil. También la revista Amigos tiene muy buen material ilustrado y es una suscripción gratuita que se puede solicitar.
Tareas de la Casa
- Asignar responsabilidades: Asignar tareas domésticas a cada miembro de la familia, enseñando la importancia de contribuir al bienestar común. Es probable que no sepan cómo hacerlas y nos requiera tiempo enseñarles. No hay que caer en el error de decirnos “yo lo hago más rápido” y de salvarlos de esa tarea. Y en muchos casos habrá que hacer un seguimiento como recordatorio.
- Trabajar en equipo: Realizar tareas en conjunto, como cocinar una comida familiar, limpiar o hacer jardinería, fomentando la colaboración y el apoyo mutuo. Esta parte no siempre es fácil y es probable que terminemos aprendiendo juntos. Quizás haya que reírse (y no enojarnos) por un clavo torcido en la madera o de un cantero inundado por el riego excesivo. Ellos también percibirán que nosotros nos ponemos impacientes y que nos reímos de nuestros errores y volvemos a intentar (y si no lo hacemos, tendremos que aprender eso también).
Trabajos Conjuntos
- Proyectos creativos: Realizar proyectos creativos, como artesanías o mejoras en el hogar, en los que se destaque la importancia del esfuerzo y la superación personal.
- Actividades de servicio: Participar en actividades de servicio o apoyo a la comunidad, promoviendo el respeto y la gratitud hacia los demás.
- Limpieza de la capilla: Cuando se recibe la asignación de ayudar en la limpieza de la capilla, es bueno ir en familia como una manera de mostrar gratitud al Señor por un edificio tan especial.
Comunicación con el Señor
- Oración personal y familiar: Orar en familia, aún cuando sean pequeños, les ayudará a darle el valor que tiene la comunicación con el Señor. Al comenzar o finalizar el día, antes de un viaje, al iniciar una actividad o trabajo, en un momento triste o alegre, al enfrentar un problema o desafío, siempre es bueno incluir al Señor. Será una de las herramientas más importantes que les habremos dado al momento de independizarse de nosotros. Si nos ven y escuchan orar, harán lo mismo.
Evaluar la exigencia
Si durante los juegos o trabajos en familia se notan signos de mucha ansiedad u otros problemas que puedan ser un síntoma de un problema de salud mental, es importante buscar asesoramiento profesional. Hablar con un especialista puede ayudarnos a manejar esas emociones a tiempo y evitar que se conviertan en problemas más serios. Pedir ayuda no está mal, al contrario, es sabio buscar soluciones a tiempo para cuidar la salud emocional de todos.
Ejemplo y dobles mensajes
Es común que los niños imiten a sus padres y a otros adultos cercanos. Aprenden observando. Por ejemplo, si un niño ve que un esposo es descortés con su esposa, es probable que actúe de manera similar con su madre. Si están expuestos a malas palabras, insultos, trampas, mentiras o acciones egoístas, no debería sorprendernos verlos replicar estos comportamientos con sus hermanos o amigos. Lo que ven impacta más que lo que oyen.
Los niños que reciben mensajes contradictorios pueden tener dificultades para entender las normas sociales y desarrollar habilidades de comunicación efectivas. Con el tiempo, esto puede llevar a inseguridades, dilemas éticos y conflictos internos, afectando su capacidad para tomar decisiones y manejar los distintos tipos de competencia que deberán enfrentar.
Aprender juntos a competir y desarrollar habilidades sociales
Por supuesto, como padres no somos perfectos y tal vez nosotros también tengamos que aprender con ellos a competir y pulir habilidades sociales. Es bueno que les pidamos perdón si cometimos algún error, y les enseñemos el principio del arrepentimiento, algo que usarán toda su vida. Si estamos bien enfocados, es un proceso que vamos a disfrutar.
Buscar permanentemente ayuda del Señor
No importa cuánto creamos que podemos enseñar a nuestros hijos, cada semana enfrentaremos desafíos que nos pondrán a prueba. Nuestra experiencia es limitada y los problemas son variados. Es imposible cumplir nuestro rol de padres sin recurrir a la ayuda que el Señor nos brinda.
“Ese privilegio divino de criar a nuestros hijos es una responsabilidad mucho más grande de la que podamos llevar a cabo solos, sin la ayuda del Señor. Él está al tanto exactamente de lo que nuestros hijos necesitan saber, lo que tienen que hacer y lo que deben ser para regresar a Su presencia. Él da a los padres y a las madres instrucciones y guía específicas por medio de las Escrituras, de Sus profetas y del Espíritu Santo”.
(Cheryl A. Esplin, Conferencia general abril de 2012 “Enseñar a nuestros hijos a comprender”)
El templo, una continuación de nuestro hogar
El templo es el mejor lugar para recibir inspiración y calibrar nuestro enfoque sobre los distintos roles que nos toca desempeñar. Recordar los convenios y sus promesas, además de sentir el poder de la divinidad al efectuar ordenanzas, nuestras fuerzas se renuevan y la visión se aclara.
“Es por medio de los convenios de sellamiento en el templo que podemos recibir la certeza de las conexiones familiares amorosas que continuarán después de la muerte y que durarán por la eternidad. El honrar los convenios del matrimonio y la familia que se hacen en los templos de Dios proporcionará protección contra los males del egoísmo y del orgullo”.
(Henry B. Eyring, Conferencia General abril 2024, “Todo estará bien gracias a los convenios del templo”)
Requiere tiempo y esfuerzo, pero vale la pena
Uno de los mayores desafíos para nuestros hijos, en sus distintas etapas de vida, será competir de manera saludable en diferentes áreas sin abandonar valores, principios eternos y habilidades sociales. La experiencia de enfrentarse a estos retos durante su infancia, con la guía, paciencia y el ejemplo de sus padres, les proporcionará las habilidades necesarias para manejar estos desafíos por sí mismos, evitando que la ansiedad y el estrés los abrumen.
No es fácil, quizás debamos posponer logros profesionales, distracciones o descanso, pero vale la pena. Sin darnos cuenta estaremos acercándonos a nuestro potencial divino como individuos y familia, y siendo más semejantes a Jesucristo.
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