Jugando limpio: El impacto de la competencia en nuestra felicidad
Dado el papel que desempeña la competencia en nuestras vidas, es importante que aprendamos a competir sanamente y proteger nuestra felicidad.
En la vida constantemente nos enfrentamos a la competencia, ya sea por oportunidades de trabajo, el reconocimiento de nuestros logros o la búsqueda de la realización personal. Además, se manifiesta en la superación de obstáculos, el desarrollo de habilidades y la búsqueda de la excelencia en cada aspecto de nuestras vidas. La competencia tiene impacto directo en nuestro bienestar emocional y en nuestra felicidad.
La competencia juega un papel esencial en nuestra vida, ya que nos reta a superarnos, a buscar la excelencia y a crecer tanto a nivel personal como profesional. A través de ella podemos alcanzar nuestros objetivos, desarrollar nuestras habilidades e influir positivamente en nuestro entorno.
Aprendizajes a través de la competencia
Al aprender a competir, adquirimos habilidades como la resiliencia, la determinación y la capacidad de adaptación, que son esenciales para enfrentar los retos que se presentan en la vida.
Un mal enfoque de la competitividad, como sucede en muchos otros aspectos, puede llevarnos a resultados no deseados. La competitividad no es inherentemente buena o mala; todo depende de cómo se maneje y de los valores que la guíen.
Competir sanamente: un enfoque positivo
Suele ser tentador destacarse mediante la crítica o minimización de los esfuerzos de otros. Sin embargo, esta estrategia no solo resulta contraproducente a largo plazo, sino que también desvía el enfoque de lo que verdaderamente importa: el desarrollo y presentación de proyectos propios de calidad.
“En este mundo extremadamente competitivo, se hacen constantes esfuerzos por sobresalir. Esmerarnos por ser lo mejor que podamos es un esfuerzo digno que merece la pena y va de conformidad con la doctrina del Señor. Esforzarse por degradar o menospreciar a los demás, o crear barreras para su progreso, es contrario a la doctrina del Señor” (Élder Quentin L. Cook, Conferencia general abril 2024, “Ser uno con Cristo”).
Otros errores comunes al competir son la obsesión por ganar a cualquier precio, incluso a costa de peleas, trampas o engaños, lo cual ensucia la competencia y pone en juego la honestidad.
Enseñar a competir
Teniendo en cuenta el lugar que ocupa la competencia en nuestras vidas, es importante que aprendamos y enseñemos a nuestros hijos a competir sanamente, resaltando valores y principios. Igualmente, si estamos en función de liderazgo. Al margen de cualquier técnica, nuestro ejemplo tendrá mucho más impacto que horas de charlas.
Competencia interna: Superación personal
Más allá de la competencia en la que se define quien es mejor o está más calificado, quizás la más importante a largo plazo es la que tenemos con nosotros mismos. Se encuentra en superar nuestros propios límites y desafiar nuestras propias expectativas. Esta competencia interna nos impulsa a crecer, a desarrollar nuestras habilidades y a buscar constantemente la superación personal.
La satisfacción viene de “Soy mejor” y no de “Soy mejor que este o aquel”.
Si estamos bien enfocados, nuestro modelo principal es el Señor, pero encontramos modelos en otras personas justas que se esfuerzan diligentemente por ser buenos discípulos de Jesucristo.
Competencia en el Plan de Salvación
Dentro del Plan de Salvación se hace referencia a la competencia interna. De acuerdo a los esfuerzos personales, puede haber ventajas entre unos y otros.
“Cualquier principio de inteligencia que logremos en esta vida se levantará con nosotros en la resurrección;
“y si en esta vida una persona adquiere más conocimiento e inteligencia que otra, por medio de su diligencia y obediencia, hasta ese grado le llevará la ventaja en el mundo venidero”
(Doctrina y Convenios 130:18-19)
No están en la misma posición quienes aprovechan su tiempo y se enfocan en mejorar que aquellos que se limitan a pasar el tiempo en trivialidades terrenales.
“Porque he aquí, no conviene que yo mande en todas las cosas; porque el que es compelido en todo es un siervo perezoso y no sabio; por tanto, no recibe galardón alguno.
“De cierto digo que los hombres deben estar anhelosamente consagrados a una causa buena, y hacer muchas cosas de su propia voluntad y efectuar mucha justicia;
“porque el poder está en ellos, y en esto vienen a ser sus propios agentes. Y en tanto que los hombres hagan lo bueno, de ninguna manera perderán su recompensa.
(Doctrina y Convenios 58:26 -28)
La diferencia con las competencias del mundo en las que uno gana y otro pierde, uno tiene el trabajo y el otro no, es que en la vida eterna hay lugar para todos. No hay cupos limitados pero hay que hacer un esfuerzo diligente para calificar. Uno compite consigo mismo. Esta semana somos un poco mejor que la anterior.
Equilibrio al competir
Enfrentar la competencia, cualquiera que sea, puede ser una fuente de motivación y superación, pero también puede desencadenar estrés y ansiedad si no se maneja adecuadamente. Implica encontrar un equilibrio entre el deseo de ganar y el respeto por uno mismo, los demás y el proceso mismo de la competencia.
Sugerencias para aprender a competir de manera saludable
Para cuidar nuestra salud mental mientras nos enfrentamos a desafíos competitivos, podemos tener en cuenta las siguientes sugerencias:
1. Definamos lo que significa el éxito para nosotros
- Objetivos Personales: Establezcamos metas basadas en nuestros propios deseos, habilidades y progreso, no en la comparación con los demás. Es importante fijar metas que estén en línea con nuestros propios deseos, habilidades y progreso, en lugar de compararnos con los demás.
- Éxito Auténtico: Consideremos el éxito no solo como alcanzar la meta final, sino también como el crecimiento personal y las lecciones aprendidas en el camino.
2. Fomentemos la autoconciencia
- Reconozcamos nuestras emociones: Prestemos atención a cómo nos sentimos durante la competencia. Aprender a reconocer y gestionar nuestras emociones puede mejorar nuestro rendimiento y experiencia.
- Evaluemos nuestra actitud: Reflexionemos sobre nuestra actitud hacia la competencia. Es importante que nos aseguremos de que esté alineada con valores positivos como el crecimiento, el aprendizaje y el respeto.
3. Practiquemos la resiliencia y el aprendizaje continuo
- Aprendamos del fracaso: Veamos cada revés no como un fallo, sino como una oportunidad para aprender y mejorar.
- Celebremos el esfuerzo: Valoremos el empeño y el trabajo duro tanto como los resultados. Reconocer el esfuerzo fomenta una ética de trabajo sólida y la perseverancia.
4. Cultivemos la empatía y el respeto
- Seamos un competidor justo: Juguemos limpio y respetemos las reglas. Reconozcamos y valoremos el esfuerzo de nuestros competidores. Las trampas pueden darnos una satisfacción temporal pero en algún momento nos dejará un sabor amargo en el alma.
- Apoyemos a los demás: Ofrezcamos apoyo y aliento a otros competidores. La competencia saludable no implica desear el fallo de los otros.
5. Mantengamos el equilibrio
- Vida más allá de la competencia: Asegurémonos de tener intereses y actividades fuera del ámbito competitivo. Esto nos ayudará a mantener un equilibrio en nuestra vida y a ganar una perspectiva más amplia.
- Descansemos para recuperarnos: Incluyamos en nuestra rutina tiempos de descanso y recuperación. El rendimiento mejora con una mente y un cuerpo bien descansados.
- Tiempo y paciencia: No caigamos en la consigna de “si no lo logro ya, no me interesa”. Estamos en un proceso eterno para alcanzar nuestro potencial. Hay metas que se alcanzan en un día y otras que requieren años.
6. Valoremos cada paso, no solo el resultado
- Disfrutemos el viaje: Concentrarse en el proceso y en disfrutar cada paso del camino puede ser tan gratificante como ganar.
- Esfuerzo Constante: Reconozcamos que el esfuerzo y la mejora continua son claves para el éxito a largo plazo.
7. Utilicemos la competencia como herramienta de motivación
- Inspiración Positiva: Permitamos que el éxito de los demás nos inspire a esforzarnos más, en lugar de sentir envidia o desánimo.
- Establezcamos competencias internas: Es bueno compararnos con nuestros rendimientos anteriores en lugar de con los demás. La verdadera competencia es con nosotros mismos
8. Busquemos retroalimentación constructiva
- Aprendamos de las críticas: Veamos la retroalimentación, incluso la negativa, como una herramienta para el crecimiento. Es una buena oportunidad para aprender y crecer.
- Pidamos opiniones: No debemos tener miedo de pedir consejo o retroalimentación a entrenadores, colegas o competidores. Esto nos puede proporcionar perspectivas valiosas para mejorar.
9. Confiemos en el Señor y los convenios
- Promesas de adorar y servir en el templo: Quienes sirvan y adoren en la Casa del Señor “pueden esperar recibir respuestas a la oración, revelación personal, mayor fe, fortaleza, consuelo, aumento de conocimiento y de poder”(1)
- Aclaremos la visión: “El tiempo que pasen en el templo los ayudará a pensar de manera celestial y a captar la visión de quiénes son realmente, quiénes pueden llegar a ser y la clase de vida que pueden tener para siempre. La adoración periódica en el templo ampliará la manera en que se ven a sí mismos y cómo forman parte del magnífico plan de Dios. Yo se lo prometo” (1)
- Armarnos con el poder de Dios: “Se nos enseña que todos los que adoran en el templo tendrán el poder de Dios y ángeles que “los guardan”. ¿Cuánto aumenta su confianza el saber que, por ser una mujer o un hombre investidos y armados con el poder de Dios, no tienen que afrontar la vida solos? ¿Cuánto valor les concede el saber que los ángeles realmente los ayudarán?”(1)
10. Atentos a nuestro estado de ánimo
Si observamos cambios significativos y prolongados en nuestros estado de ánimo, como:
- Sentimientos de tristeza persistente
- Ansiedad abrumadora,
- Pérdida de interés en las actividades que solíamos disfrutar,
- Dificultades para concentrarnos
- Cambios drásticos en nuestro apetito o patrón de sueño,
es importante buscar ayuda profesional para asegurarnos de que no estemos afectando de alguna manera nuestra salud mental. Si experimentamos alguno de estos síntomas, consideremos hablar con un profesional de la salud mental para recibir el apoyo adecuado.
La verdadera victoria
Competir de manera saludable no solo mejora nuestro rendimiento y satisfacción personal sino que también refuerza nuestro carácter, construye relaciones positivas y nos ayuda a desarrollar una perspectiva equilibrada sobre la competencia y el éxito.
La verdadera victoria en cualquier competencia surge al convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos, habiendo desarrollado proyectos que reflejan nuestra pasión, trabajo duro, compromiso y diligencia. Estas son las cualidades que nos definen como personas, padres, líderes, deportistas, colaboradores valiosos en cualquier campo, y, lo más importante, como hijos de Dios.
No traten de hacer todo al mismo tiempo
“A veces, reflexionamos sobre todas nuestras responsabilidades en el hogar, la escuela, el trabajo y la Iglesia, y nos preguntamos cómo podemos lograr un equilibrio entre las muchas exigencias que compiten por nuestro tiempo. En lugar de volvernos locos tratando de hacer todo al mismo tiempo, debemos determinar aquellas pocas cosas fundamentales que son nuestras prioridades más altas. Podemos, entonces, esforzarnos por darle a cada una de ellas la atención que necesitan, pero una a la vez.
Cuando estés en casa, elige que tu hogar sea la prioridad. Cuando estés en la escuela, elige que la escuela sea tu prioridad. Cuando estés en el trabajo, elige que el trabajo sea tu prioridad. Cuando estés en un servicio religioso en casa o en la Iglesia, elige que ese tiempo sea tu prioridad.
Puede sonar simplista, pero no debemos sentirnos frustrados, ni malgastar nuestro esfuerzo y tiempo tratando de alcanzar un equilibrio perfecto entre todas las cosas importantes que debemos hacer. A medida que oremos sinceramente pidiendo la ayuda de Dios para determinar qué es lo más importante, Él nos guiará y nos ayudará a enfocar nuestros esfuerzos día a día”.
(Élder David A. Bednar, Liahona enero 2023, “Metas, crecimiento y progreso”)
Notas
1.- Russell M. Nelson, Conferencia General abril 2024, “Regocíjense en el don de las llaves del sacerdocio”).
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