Más allá del voto – Tecnópolis
Nuestro voto es muy importante, pero es iluso pensar que la prosperidad vendrá de un gobernante o un partido. Vendrá únicamente por mantenernos en los principios y convenios.
Durante el mes de agosto de 2019, los santos de varios países de América latina tuvimos la bendición de recibir la visita del profeta del Señor, el presidente Russell M. Nelson. En el caso de Argentina, fue el miércoles 28 de agosto. La reunión se realizó en el estadio cerrado de Tecnópolis, en la provincia de Buenos Aires, y se transmitió a los centros de estaca de todo el país.
Desde el anuncio de su visita, la expectativa y ansiedad por escuchar sus palabras y consejos fue grande. Los problemas económicos y la incertidumbre política estaban en el corazón de todos los argentinos y había urgencia de palabras que fueran un bálsamo al alma y una luz de guía a la mente. Ninguno quedó igual después de escucharlo y, especialmente, al sentir su amor y sinceridad.
Luego de compartir algunas experiencias de sus visitas pasadas al país, dijo: “Mis queridos hermanos y hermanas, mi consejo hoy es muy importante. Por favor, guarden los mandamientos de Dios. Recuerden orar a Él cada mañana y noche con sus familias; oren en privado, oren a nuestro Padre Celestial en el nombre de Jesucristo por medio del poder del Espíritu Santo. Al hacerlo, Él les dirigirá para bien en todo lo que hagan”.
Sus consejos continuaron uno tras otro en forma clara:
“Cumplan con el día de reposo y guárdenlo santo”.
Alentó a participar de la Santa Cena digna y regularmente y a testificar ante el Eterno Padre que estamos dispuestos a tomar el nombre de su Hijo y recordarle siempre y guardar los mandamientos que Él nos ha dado. Y entonces reafirmó:
“Sí hacen esto tendrán siempre Su Espíritu consigo ¡qué bendición!”
Suplicó:
“Paguen sus diezmos con un corazón dispuesto… Nuestro Padre Celestial les ha hecho una promesa: ‘probadme ahora en esto, sino os abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde’. Con fe y un corazón dispuesto podemos calificarnos para esa bendición, testifico que Él cumplirá esa promesa”.
Destacó la imperiosa necesidad del templo en nuestras vidas:
“Podemos transformar nuestras vidas personales para ser dignos de entrar al templo. Deberemos limpiarnos de los pecados del mundo. Necesitamos purificar nuestro lenguaje, elevar nuestros pensamientos y vivir nuestras vidas con obediencia a los mandamientos de Dios. Deberemos vivir la Palabra de Sabiduría con agradecimiento y con la seguridad de que hallaremos sabiduría y grandes tesoros de conocimiento en ella”—y aclaró que: “Prepararnos para entrar al Templo, no es una carga, es una bendición”.
Entonces llegó el momento que todos deseábamos:
“Como uno de los testigos especiales del Señor, testifico que Su doctrina es verdadera. Estoy muy agradecido por este conocimiento, y ahora quisiera invocar sobre cada uno de ustedes una bendición apostólica. De que se deleiten en las palabras de Jesucristo, y apliquen sus enseñanzas en sus vidas diarias. Al hacerlo, prosperarán en la tierra y tendrán gozo en su posteridad, si son fieles en guardar los mandamientos de Dios”.
La bendición quedó resonando en el corazón de todos. Era un recuerdo de una promesa hecha desde los primeros tiempos al pueblo del Señor en América: Si guardamos los mandamientos prosperaremos, algo que se cumplió en todos los ciclos que se relatan en el Libro de Mormón y su vigencia fue recalcada en Tecnópolis hace pocas semanas por el profeta del Señor, en un momento de crisis económica, política y de valores.
En un mundo convulsionado en todo sentido, la necesidad de no perder esta mira eterna es fundamental. Debemos tener la fe y el compromiso de los dos mil sesenta jóvenes de Helamán, quien describió al momento de rendir cuentas a Moroni: “Y mientras que el resto de nuestro ejército se encontraba a punto de ceder ante los lamanitas, he aquí, estos dos mil sesenta permanecieron firmes e impávidos.
“Sí, y obedecieron y procuraron cumplir con exactitud toda orden;” (Alma 57:20-21)
Obedecer y cumplir con exactitud fue la clave de su éxito y su protección. Y también se cumplirá en nosotros. Ellos marcaron la diferencia aun en los otros que pelearon en la misma causa y por ello su milagrosa preservación. Lejos de pensar que Dios no se metería en ese tipo de cosas, que eran asuntos temporales o de los hombres, ellos confiaron plenamente en las promesas de Áquel que nos ama, que tiene todo poder y pelea nuestras batallas cuando confiamos en Él y procuramos cumplir con exactitud toda orden o consejo.
La promesa de prosperidad luego de nuestra obediencia se menciona más de sesenta veces en el Libro de Mormón. Nefi, hijo de Helamán, se extendió más al respecto: “Y así podemos ver cuán falso e inconstante es el corazón de los hijos de los hombres; sí, podemos ver que el Señor en su grande e infinita bondad bendice y hace prosperar a aquellos que en él ponen su confianza.
“Sí, y podemos ver que es precisamente en la ocasión en que hace prosperar a su pueblo, sí, en el aumento de sus campos, sus hatos y sus rebaños, y en oro, en plata y en toda clase de objetos preciosos de todo género y arte; preservando sus vidas y librándolos de las manos de sus enemigos; ablandando el corazón de sus enemigos para que no les declaren guerras; sí, y en una palabra, haciendo todas las cosas para el bienestar y felicidad de su pueblo;” (Helamán 12:1-2).
El presidente Ezra Taft Benson dijo: “Todos padeceremos desilusiones y desaliento; es parte de la vida. No obstante, si tenemos fe, las adversidades serán tan sólo por un momento y de nuestros aparentes fracasos surgirá el éxito. Nuestro Padre Celestial puede obrar milagros por medio de cada uno de nosotros si depositamos nuestras esperanzas y confianza en Él.
Es una gran bendición tener paz interior, tener una seguridad, tener un espíritu de serenidad y calma interna durante los momentos de antagonismo y de lucha, durante los momentos de pesar e infortunios. Es un bálsamo para el alma saber que Dios está al timón, que tiene presentes a Sus hijos y que podemos depositar nuestra confianza en Él con toda seguridad” (Ezra Taft Benson, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia, Capítulo 4: Vivir dichosamente en tiempos difíciles)
Luego de escuchar al profeta del Señor en Tecnópolis ¿Qué cambios hicimos y/o qué compromisos tomamos para hacer efectiva la bendición prometida?
Es iluso pensar que la prosperidad vendrá de un gobernante o un partido. Vendrá únicamente por mantenernos en los principios y convenios.
Es patriota quien analiza seriamente la decisión de su voto, porque es nuestra responsabilidad cívica elegir a los mejores hombres como gobernantes y para ello necesitamos inspiración.
Sin embargo, la diferencia fundamental que podemos hacer por la prosperidad personal, de nuestra familia y del país, es analizar seriamente el mensaje que el Señor nos envió a través de Su profeta actual y reflexionar sobre cómo estamos nosotros en cada aspecto. Con seguridad habrá muchos cambios para hacer, y con la misma convicción y fe de los dos mil sesenta jóvenes de Helamán, comprometernos con Él a cumplir con exactitud con cada una de las cosas que se nos aconsejó. Entonces, como sucedió tantas veces con el pueblo del Señor, la prosperidad y la felicidad abundará en nuestras vidas. La prosperidad deseada llegará de Su mano. A diferencia de los hombres, Él sí cumple sus promesas.
Leer "Pensando en mi voto - Moroni"
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