Los mejores líderes no son los que se matan trabajando para hacer todo solos; los mejores líderes son los que siguen el plan de Dios y consultan con sus consejos.
Cuando hacemos un esfuerzo colectivo, creamos sinergia espiritual, o sea, un incremento en la eficacia como resultado de la cooperación, cuyo resultado es mucho más grande que la suma de sus partes.