Fortalezcamos la salud mental de nuestra familia
Informarnos y dedicar tiempo a fortalecer la salud mental de nuestra familia nos ayudará a reconocer signos de posibles problemas y buscar ayuda.
Así como la pandemia de COVID-19 puso como tema de interés familiar el fortalecimiento de nuestra salud inmune, el cuidado de la salud mental familiar debería recibir una atención igualmente prioritaria. Para prevenir futuros problemas en esta área, es crucial fortalecer los lazos familiares, con la mira puesta en el Señor.
Estas sugerencias prácticas pueden ayudarnos a fortalecer la salud mental de cada integrante de nuestra familia:
Asegurar un ambiente de comunicación abierta
La piedra angular de una familia saludable es la comunicación. Tenemos que fomentar un ambiente donde todos se sientan seguros para expresar sus sentimientos y preocupaciones sin temor a ser juzgados. El diálogo debe ser fluido toda vez que sea posible.
La edad de los hijos puede afectar el nivel de la comunicación, pero no la calidad. El tono de la voz, la expresión de nuestra mirada y nuestros gestos, hacen a la excelencia de la interacción.
Como padres, tenemos que esforzarnos por aprender a conversar con niños pequeños, no tan pequeños, adolescentes y adultos, en grupo y uno a uno. A la vez, ningún hijo es igual al otro, por lo que la comunicación nos exige estar concentrados en cada uno y en sintonía con el Señor para recibir inspiración.
Por ejemplo, los momentos de comida familiares sin distracciones tecnológicas pueden ser una excelente oportunidad para conversar y conectarse con calidad en la interacción.
Mirar el celular cuando estamos conversando con alguien es una mala señal a la persona sobre la importancia que tiene para nosotros.
Si nuestros hijos ya no viven con nosotros y solo somos el matrimonio, o todavía no tenemos hijos, esto no cambia en absoluto. Los tiempos de comunicación son valiosos en cualquier etapa de una relación. Hay que establecerlos y preocuparnos por mejorar la calidad permanentemente.
Establecer Rutinas Saludables
Las rutinas brindan una sensación de seguridad y previsibilidad, elementos cruciales para el bienestar mental. Es bueno establecer horarios regulares para las comidas, actividades físicas y el descanso. Incluir en la rutina actividades recreativas puede mejorar significativamente la estabilidad emocional de la familia.
En un mundo que demanda cada vez más de nuestro tiempo, establecer estas rutinas no es tarea fácil, pero no imposible. Si comprendemos lo que está en juego, sin duda encontraremos las maneras de lograrlo.
Cuidar el ejemplo
Podemos dedicar muchas horas a hablar con nuestros hijos sobre el evangelio, principios y valores, La realidad es que ellos finalmente harán lo que nos vean hacer a nosotros, más allá de las palabras.
Por supuesto, no somos perfectos y podemos equivocarnos. Inmediatamente tenemos que reconocer ese error y pedirles perdón. El arrepentimiento es algo valioso que también podemos enseñar en palabras y en hechos. Nuestro ejemplo hará que ellos comprendan la importancia de pedir perdón, de restituir, de comprometerse con la obediencia.
Si queremos inculcarles la importancia de obedecer, de ser puntuales, de hablar correctamente, de ser corteses, de leer las Escrituras y orar todos los días, deben vernos a nosotros cumplir con eso. Entonces, la enseñanza será completa y se asimilará con mayor facilidad.
Es un error serio creer que son “niños” y que no se dan cuenta. Dar dobles mensajes crea conflictos, muchas veces silenciosos, que se reflejan en las conductas tarde o temprano.
Practicar el autocuidado en familia
El autocuidado no solo es una práctica individual; realizar actividades de autocuidado en familia será beneficioso para todos. Algunas áreas que puede comprender el autocuidado tienen que ver con la salud física, relaciones interpersonales, entorno y espacios saludables y por supuesto, salud mental y emocional.
Puede incluir actividades al aire libre, meditación familiar, o simplemente pasar tiempo juntos sin dispositivos electrónicos. Cada miembro de la familia aprende a cuidarse a sí mismo mientras cuida de los demás.
Establecer tiempos de calidad para el matrimonio y los hijos
El tiempo es un factor por demás importante en la vida personal y familiar. La falta de tiempo por sobrecarga de responsabilidades es muchas veces lo que nos lleva a descuidar el bien más importante que tenemos: la familia. Los profetas están advirtiendo sobre esto desde hace muchos años.
En sus palabras de bienvenida en la primera sesión de la conferencia de octubre de 2018, el presidente Nelson anunció ajustes organizativos con el fin de fortalecer a las familias; un plan “centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia”.
“El objetivo de siempre de la Iglesia es ayudar a todos los miembros a que aumenten su fe en nuestro Señor Jesucristo y en Su expiación, ayudarles a hacer y guardar sus convenios con Dios, y a fortalecer y sellar a sus familias. En este complejo mundo de hoy, esto no es fácil. El adversario está aumentando su ataque sobre la fe y sobre nosotros y nuestras familias a una velocidad exponencial. Para sobrevivir espiritualmente, necesitamos estrategias para contrarrestarlo y planes proactivos. En consecuencia, ahora queremos establecer unos ajustes organizativos que fortalecerán más a nuestros miembros y a sus familias”.
Los cambios presentados por el élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce, redujeron a dos horas las reuniones dominicales, en lugar de tres, y eliminaron cualquier otra actividad y/o reunión oficial durante el día de reposo.
En general, el día domingo permite a los padres almorzar y pasar tiempo juntos. Es un momento ideal para una noche de hogar, hacer historia familiar, conversar, jugar y visitar amigos y familiares juntos. Es imprescindible que aprovechemos el día de reposo para fortalecernos espiritualmente, acercarnos a Jesucristo individualmente y como familias.
Una reunión extra o función de liderazgo no debería distraernos de nuestra responsabilidad primordial: nuestra familia. El profeta del Señor vio la urgencia de estos tiempos y se hicieron los ajustes. Es nuestra tarea ver también esa urgencia en nuestra mayordomía familiar.
Educar sobre la salud mental
Una familia informada puede reconocer mejor los signos de problemas de salud mental y buscar ayuda a tiempo. Dediquemos tiempo a aprender y discutir sobre la importancia de la salud mental, los síntomas de trastornos comunes y estrategias de manejo del estrés. El conocimiento reduce el estigma y promueve la acción proactiva.
Una herramienta sumamente útil y muy actualizada para esto es el manual de “Hallar Fortaleza en el Señor – Resiliencia emocional”. Como padres podemos hacer el curso en forma presencial o virtual. También podemos usar el material para capacitarnos, y según la edad de nuestros hijos, hacer el curso como familia en nuestras noches de hogar.
Este curso nos dará un enfoque inspirado que nos ayudará a reconocer actitudes y señales de riesgo que muchas veces pasan desapercibidas y suelen saltar en la adolescencia agravando los desafíos normales de esta etapa.
Al mismo tiempo, aseguraremos la relación de cada uno con el Señor, un aspecto clave en la prevención de los problemas más comunes.
“Aprender sobre las enfermedades mentales nos prepara para ayudarnos a nosotros mismos y a otras personas que puedan tener dificultades. Nuestras conversaciones francas y sinceras ayudarán a que este importante tema reciba la atención que merece. Después de todo, la información precede a la inspiración y a la revelación. Estos desafíos que con demasiada frecuencia son invisibles pueden afectar a cualquier persona, y cuando los afrontamos, parecen insuperables”.
(Élder Erich W. Kopischke, Conferencia General octubre 2021, “Tratar sobre la salud mental“)
Fomentar la independencia
Mientras que el apoyo familiar es fundamental, fomentar la independencia en cada miembro crea resiliencia. Esto se logra alentando:
- La toma de decisiones en forma individual,
- La resolución de problemas
- La capacidad para manejar los desafíos personales.
Equipar a cada miembro de la familia con herramientas para enfrentar la vida con confianza puede prevenir problemas de salud mental.
Establecer conexiones comunitarias
La salud mental familiar se fortalece significativamente al sentirse parte de una comunidad más amplia. La participación en la Iglesia y la asistencia familiar a reuniones dominicales y eventos sociales contribuyen a reforzar los lazos sociales.
Por otro lado, cada miembro de la familia se beneficiará individualmente al participar de una clase de mujeres jóvenes, un cuórum del sacerdocio, integrar la Sociedad de Socorro o la Primaria. La oportunidad de servir, interactuar socialmente y adquirir conocimientos de los demás enriquece la experiencia de comunidad y ofrece una valiosa red de apoyo adicional.
Buscar ayuda profesional cuando sea necesario
Reconocer cuándo se necesita ayuda externa es crucial. No hay que esperar a que los problemas se agudicen para buscar asesoramiento familiar o terapia. Profesionales especializados pueden ofrecer herramientas y estrategias para enfrentar los desafíos de manera saludable y antes que las situaciones sean graves.
Un error habitual, por negación, temor o vergüenza es cerrar los ojos, minimizar o tratar livianamente la situación. Esto no ayuda a la persona que amamos y hasta puede agravar su problema. Medidas tomadas a tiempo, por el contrario, pueden evitar daños mayores, y a veces irreparables, en el futuro.
Otro concepto erróneo es que estas cosas se arreglan “confiando en el Señor y con fe”. Es cierto que la fe y la inspiración cumplen un papel fundamental y es probable que muchas cosas se puedan encaminar sin necesidad de acudir a un profesional. Sin embargo, es indispensable que ante ciertas señales, mucho más frecuentes de lo que creemos, actuemos con rapidez, sabiduría e inspiración buscando ayuda profesional a tiempo.
Sin duda, la inspiración, el ayuno, el templo y nuestra fe serán de vital importancia para encontrar un buen profesional, para comprender el problema, para hacer los cambios que sean necesarios y para ayudar a nuestro ser amado de la mejor manera.
Ante la mínima duda, podemos pedir a nuestro obispo o presidente de rama los números de teléfono para recibir asesoramiento que la mayoría de las Áreas ha implementado.
Incluir al Señor en la familia
Al sellarnos en el templo como matrimonio, conformamos una sociedad con trascendencia eterna, con la mira puesta en un fin común: la vida eterna como familia. Ningún otro logro es más importante a partir de ese momento.
El Señor forma parte de esa sociedad y está siempre interesado en ayudarnos a lograr nuestro objetivo. Nuestros hijos también están incluidos gracias al convenio realizado. Aun cuando seamos diferentes en muchas cosas, podemos aprender a disfrutar en esta vida de la sociabilidad que tendremos al alcanzar la exaltación.
El Señor nos promete ayuda y orientación, a través del Espíritu Santo como nuestro compañero constante en todo lugar. Nos invita a visitarlo en Su Casa en donde nos da la oportunidad de llenarnos del poder de la divinidad a través de las ordenanzas, recordar y profundizar sobre los convenios realizados, recibir consuelo, fortaleza, orientación y guía. Él está feliz de recibir nuestra visita, calibrar nuestra visión, sanar el corazón y empoderarnos para salir con fuerzas renovadas.
De la misma forma, nuestra actitud debería ser incluirlo a Él en nuestro hogar, una continuación del templo, hablando y obrando como Él, haciendo sentir Su amor a nuestros hijos.
Cuando se presenten situaciones extremas en la familia, Él no será un extraño a quien acudir por un milagro. Y, por otro lado, nadie conoce mejor la complejidad del cerebro y la combinación con la divinidad del espíritu.
“El Señor los bendecirá a ustedes con milagros si creen en Él, “sin dudar nada”. Hagan el esfuerzo espiritual para procurar milagros; oren pidiendo a Dios que los ayude a ejercer ese tipo de fe”.
(Russell M. Nelson, Conferencia General abril 2022, “El poder del ímpetu espiritual”).
Prevenir nos da ventajas
Al implementar estas estrategias y otras que podamos agregar con la experiencia, nuestras familias pueden construir una base sólida para la salud mental, preparando a todos sus miembros para manejar de mejor manera los retos futuros, un futuro mucho más cercano de lo que creemos.
Es bueno recordar que el bienestar emocional de la familia es una obra en progreso que requiere dedicación, paciencia y, sobre todo, mucho amor. Como padres, abuelos, tíos y aún como hijos, somos responsables. Todos podemos ayudar a tomar conciencia de este asunto y prevenir.
Estamos más acostumbrados a hablar de prevención en la salud física y como líderes en la salud espiritual. Es fundamental que, desde cualquier rol que ocupemos en la familia y en el liderazgo, incluyamos rápidamente medidas que nos ayuden a cuidar la salud mental en nuestras familias.
La prevención no siempre evitará los problemas, pero, sin duda, tendremos más herramientas para enfrentarlos, solucionarlos y/o sobrellevarlos. Empecemos hoy a analizar este asunto y a fortalecer nuestra familia.
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- 2021 – Lee lo que los líderes de la Iglesia han enseñado al respecto – Church News
- 2021 – Élder Erich W. Kopischke, Conferencia General octubre 2021, “Tratar sobre la salud mental”
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