Los valores
Aquello que comenzó con una hermosa canción no se debe reemplazar por el olvido o el silencio. Siempre hay valores que defender y recuperar.
Cuando uno es joven y está en la plenitud de los años, nos pasan situaciones que quedan grabadas en nuestra vida. Comenzamos a tener amigos, a salir en grupos, escuchamos la misma música que está de moda, tenemos planes. Nos enamoramos y nos ponemos de novio, y aunque no hay edad para el amor es en esa época en que uno puede llegar a soñar más.
“El amor es la mejor música en la partitura de la vida. Sin él, serás un eterno desafinado,
en el inmenso coro de la humanidad.” (Schneider, Roque)
¡Qué gran felicidad y dicha es eso para muchos! Para algunos, el camino para recorrer les resultará fácil y llevadero; para otros se convertirá en obstáculos e irán olvidando esos bellos momentos de gran felicidad; irán perdiendo esa melodía, ya que no encontrarán esa canción que los unió.
Hoy en día se habla mucho de convivencia sin matrimonio legal y eso es lo que daña a las familias. El Señor desea que sean bendecidas a través de El para llegar a tener hijos felices y una vejez con muchas gratificaciones junto a un compañero o una compañera eterna.
Hay más posibilidades de lograr la felicidad en la vida familiar cuando
se basa en las enseñanzas de Jesucristo
(“La Familia: Una Proclamación al Mundo”)
Para formar una familia se necesitan dos. Es importante reconocer y recordar que entre los dones que nuestro Padre nos ha otorgado es especialmente importante el de discernir. Si nos reconocemos en nuestra imperfección, el deber será orar al Señor para que se me ayude a corregir esas imperfecciones; cuando lo logro conmigo, lograré comprender a mi compañero /a.
Hay tres tipos de ‘lobos’ que afectan al matrimonio: uno es la adversidad natural tal como la pérdida de un hijo. Es en momentos difíciles cuando se unen o se distancian los cónyuges.
El segundo es el individualismo. Naturalmente los cónyuges deben respetar la identidad de uno y del otro y los miembros de la familia no son esclavos ni objetos inanimados.
El tercer lobo es el conformado por las imperfecciones personales. Al principio, cuando nos enamoramos, no nos molestan ciertas costumbres pero al tiempo ya empiezan a molestarnos y creamos en el otro un sentimiento de ineptitud que puede llegar a degradar a la persona. Es bueno hacer una lista de valores que logro ver en el otro.
Estos son algunos :humildad, honestidad, amor, fe, paciencia, sinceridad, objetividad, amabilidad, ternura, prudencia, reconciliación, servicio, disponibilidad, gratitud, responsabilidad, puntualidad, fidelidad, disciplina, tolerancia, autoestima, generosidad , escucha firme, diálogo, seguridad, fortaleza, cooperación , y la lista sigue.
En el Sermón del Monte, el Salvador da cuatro claves importantes para ser aplicadas en un matrimonio.
Bienaventurados los mansos (Mateo 5:5):
El hombre manso es fuerte, poderoso y tiene un completo autodominio, es el que tiene la valentía que emana de sus convicciones morales, a pesar de las presiones de los amigos del club o de otros grupos, es de mentalidad humilde por lo que no actúa de manera desagradable.
Bienaventurados los misericordiosos (Mateo 5:7):
Nuestra salvación depende de la misericordia que brindemos a los demás. Las palabras hirientes y rudas, lo mismo que los actos despiadados de crueldad lo descalifican para pedir misericordia cuando llegue el día del juicio, ¿hay alguien que nunca haya sido herido por difamaciones de alguien a quien uno ama?
Bienaventurados los pacificadores (Mateo 5: 9):
Es bueno alejarse de aquel que siembra duda, es pendenciero y contencioso pues lo que no edifica no es saludable para nuestra mente.
“Dichoso aquel que oye un insulto y simula ignorarlo, pues evita un centenar de males.” Talmud (Tradiciones rabínicas judías)
Bienaventurados los pobres de espíritu (Mateo5:3):
Ser pobre es sentirse espiritualmente necesitado del Señor, equivale a darse cuenta de que no debe pasar un solo día sin ofrecer una ferviente oración de gratitud, de perdón, de orientación, de fortaleza para está gran empresa que es la familia y para tener una vida de dicha.
Podemos considerar que el Sermón del Monte es la constitución de una vida perfecta. Seguramente nos llevará mucho tiempo lograr la perfección que anhelamos, pero si lo deseamos ésta es una de las claves. Aún así el Señor no se conformó con dejarnos estas escrituras, sino que dio ordenanzas para que aquellos que se casan puedan vivir esa unión y permanezcan por tiempo y eternidad, mediante el “sellamiento en la casa del Señor”.
El presidente Deschamps, presidente del Templo de Buenos Aires hace unos años, dijo en una oportunidad que “una sonrisa es el comienzo de la felicidad”. El matrimonio es hermoso cuando se cultiva la belleza, o puede ser feo e incómodo cuando uno se fija en los errores y cierra los ojos a la virtud. Aquello que comenzó con una hermosa canción no se debe reemplazar por el olvido o el silencio. Siempre hay valores que defender y recuperar.
Puedo confirmarles que en el Santo Templo me regocijo al ver como dos personas se miran con tanta ternura; literalmente el corazón se me estruja de emoción, pues llegan a adoptar los mismos modales, el mismo vocabulario, y lo más importante, es el mismo amor que se potencia y se convierte en uno.
“Es mucho lo que se vive en una casa antes de que esta sea un hogar.”
Edgar A. Guest
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