En el CCM puedo ver lo que el Señor hace por ellos
El desafío de tener tres hijos en la misión
Gladys y Alberto se casaron en el año 2001 y se sellaron el 10 de octubre de 2002; pertenecen al barrio Villegas de la estaca Buenos Aires Argentina Aldo Bonzi. Ella tenía tres hijos y una hija que había fallecido a los 10 meses. Él había quedado viudo a los 28 años y también tenía tres hijos. Juntos tuvieron dos hijos más; en total ocho hijos. Tres de esos hijos actualmente sirven como misioneros de tiempo completo:
Macarena Giselle Serrano – Misión Chile Osorno
Marcos Fabio Iván Carrera – Misión Argentina Salta
Enzo Emanuelle Serrano – Misión Argentina Santa Fe
Ambos comentaron el desafío que significó prepararlos para este momento especial. Si bien preparar su ropa fue algo complicado en los meses previos, las mayores preocupaciones estuvieron en los años previos, ayudándolos en los problemas y tentaciones que enfrentan actualmente los jóvenes.
Destacaron varios aspectos; sin embargo, algunos tuvieron el impacto espiritual en sus vidas que ellos necesitaban:
Noche de hogar: Fue fundamental para mantener la familia activa y unida. Gladys dijo: “Le prometí a mi Padre Celestial que llevaría a todos los hijos de nuevo a Su presencia, y la Noche de hogar siempre tuvo un efecto especial en ellos”. En varios cuadernos conservan las actas y asignaciones de muchos años de noches especiales como familia.
Oración familiar: Nadie salía de la casa sin participar de la oración familiar. Todos oraban y tenían su día asignado.
Estudio de las Escrituras: Leíamos las Escrituras como familia. A veces no podíamos estar todos, pero buscábamos la forma de compensar cuando alguno no podía, pero la meta era leer.
El templo y la historia familiar: Estando cerca del templo, disfrutaban de ir periódicamente a hacer bautismos y Enzo tuvo una participación muy activa durante los días de la Casa Abierta de la re-dedicación en el año 2012.
Día de reposo: Muy temprano todos se levantaban y se preparaban. Al momento de salir siempre aparecía alguna dificultad, pero nada nos detenía. Hemos aprendido a cuidar mucho el día de reposo. No se compra, se asiste a las reuniones en la Iglesia aunque llueva o haga frío. Durante las tardes juegan, cantamos, leemos las escrituras y es un día especial para la familia.
EFY y PFJ: Gladys agregó: “No fue fácil el período de adolescencia. El EFY y ahora PFJ fueron claves para que ellos se mantuvieran activos, especialmente porque hicieron muy buenas amistades. No hay palabras para describir lo que siento al tener tres hijos en la misión. Es algo muy especial. Esperamos ansiosos sus correos de cada semana”.
Ella trabaja como ayudante de cocina en el CCM de Buenos Aires.
“Lleno mi vacío al ver los misioneros cada día en el CCM… Puedo ver lo que el Señor hace con ellos y cómo los cuida”.
Como sucede con todas las familias, no fueron ni son ajenos a problemas de todo tipo, pero conmueve ver el largo banco del salón sacramental ocupado por la familia de Gladys y Alberto. Solo falta uno, que está sentado en el primer banco, asignado a repartir la Santa Cena.
“No hay palabras para describir lo que siento al tener tres hijos en la misión.
Es algo muy especial….”
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