Hoy nos toca actividad… ¿Te acuerdas?
Una actividad padre-hijo/a es una oportunidad valiosa para pasar más tiempo con nuestros hijos y de acercarnos más a ellos individualmente
Las Noches de Hogar nos brindan una excelente oportunidad para reunir a la familia, enseñar los principios del Evangelio, tratar asuntos familiares, fijar metas y tener actividades conjuntas. Es una tradición SUD en todo el mundo y sus beneficios se pueden ver a corto plazo y valorar mucho más con el paso del tiempo.
Además de este tiempo reservado para la familia, es muy importante para la relación con nuestros hijos tener otro tiempo establecido para una actividad más personal con cada uno ellos: una actividad padre-hijo/a. Las madres usualmente tienen oportunidad de pasar mucho más tiempo con los hijos y este tipo de actividad nos da a nosotros, como padres, la oportunidad de acercarnos más a cada uno de ellos individualmente, conocer en detalle muchas cosas que tal vez no se hablan en grupo, aunque sea el entorno familiar; aprendemos más sobre gustos, inquietudes personales, dudas y la profundidad del pensamiento de ellos. También ellos sabrán más de nosotros en una relación que, sin perder nuestro lugar de padres, con el tiempo se volverá cada vez más estrecha.
Es cierto que en un mundo que cada vez nos da más y más oportunidades de ocuparnos, puede resultar difícil destinar un tiempo fijo para nuestros hijos cada semana. Sin embargo, si analizamos el lugar que ellos deben tener entre nuestras prioridades y la responsabilidad que tenemos como patriarcas con cada uno de ellos, es casi seguro que encontraremos tiempo para estas actividades, especialmente después que comencemos a hacerlas y veamos los resultados.
Una complicación podría aparecer cuando son muchos los hijos y no alcanzan las semanas para tener por lo menos una al mes. Allí tendremos que usar la imaginación para conformar a todos, porque seguramente no querrán esperar tanto tiempo hasta que les vuelva a llegar el turno.
Nuestro objetivo principal debe ser que ellos disfruten de la actividad y debemos asegurarnos de mostrarles que nosotros también lo estamos haciendo y que la cita no es por compromiso u obligación. Podemos estar cansados, pero igual, como cuando asistimos gustosos a compromisos con nuestros amigos, estamos entusiasmados por el tiempo y la experiencia que vamos a vivir a solas con ellos. Estas citas no tienen un formato fijo para considerarlas como tal, y podemos usar toda nuestra creatividad e inspiración para adaptarlas a nuestras posibilidades. Lo que realmente importa es el objetivo y no la forma.
Algunas sugerencias que se pueden tener en cuenta:
Duración y frecuencia
No es necesario que sean actividades largas, pero sí que estén programadas con tiempo y que las fechas asignadas a cada uno se respeten seriamente. Dependerá mucho de la edad de cada hijo y también de cómo podamos acomodar nuestros tiempos. Puede ser desde media hora que dediquemos a jugar con él o ella, o lo que nos demore salir a caminar, entrenar juntos, ir al cine, ver un partido o la actividad que decidamos hacer. Lo importante es que ellos sepan que ese tiempo es exclusivo para los dos, más allá de lo que se haga. Es mucho más productivo en la relación con cada uno tener media hora en actividades de ese tipo una vez por semana que un día entero una vez al año.
Qué hacer durante la actividad
Lo más conveniente es decidirlo juntos, dando preferencia a los gustos y deseos de ellos, siempre que el físico nos responda, y sea algo criterioso. Hay que buscar que no siempre se haga lo mismo y que la actividad resulte interesante, aunque sólo sea hablar mientras caminamos o jugamos.
Muchas veces ellos no propondrán ideas porque no se les ocurren y entonces será el momento de usar nuestra experiencia y conocimiento, pero no hay que caer en error de incluir otras personas. La actividad incluye solamente a dos: padre e hijo/a.
La variedad de cosas que se pueden hacer es tan grande que es imposible enumerarlas, pero al margen de lo que decidamos hacer, el conversar de igual a igual será una de las cosas más importantes del evento aunque la charla sea totalmente casual.
Se puede elegir algo como tradición, como por ejemplo, terminar tomando un helado o comiendo o tomando algo que nos guste.
Qué NO hacer durante la actividad
- Dar interminables sermones, amonestar y aburrirlos hablando todo el tiempo.
- Mostrarnos perfectos e infalibles.
- No respetar sus opiniones e ideas porque pensamos que no saben, no entienden o son chicos.
- Mirar el teléfono celular
Las actividades padre-hijo no tienen límite en edad y seguirán siendo siempre una excelente oportunidad de fortalecer los lazos con ellos, aun cuando sean grandes e independientes. Cuando nuestra hija Denise empezó a trabajar y se independizó, siguió reclamando las actividades y se introdujo una modificación: Las actividades pasaron a ser alternativamente padre-hija / hija-padre; la diferencia estaba en que el nombrado primero era el que pagaba. Claro, en un principio estuvo todo bien y equitativo, pero misteriosamente las hija-padre pasaron a ser más económicas que las padre-hija y después, según la época del año o su criterio ahorrativo, las padre-hija pasaron a ser mucho más frecuentes a pesar de mis protestas, pero, igualmente, siempre son una excelente oportunidad de pasar tiempo juntos, conversar, intercambiar inquietudes y reírnos un poco.
Los comentarios están cerrados.